Total de páginas vistas

domingo, 5 de abril de 2009

Todo el mundo miente...

... la única variable es sobre qué.

Así empezaba uno de los capítulos de House, una de mis series de TV preferidas, pero nunca le di demasiada importancia. Sí, lo se, eso de que me hayan llamado el trilogías, me está afectando demasiado...

Me he considerado siempre una persona honesta, quizás, cómo algún amigo me dijo a raíz de aparecer esta serie, soy "brutalmente honesto". Si me conoces sabes que es así, y que la vida me va cómo me va precisamente por eso. Y no estoy diciendo que me vaya perfectamente y viva una vida de película, aunque reconozco que quejarme sería feo, pero tengo muchos problemas debido a ese punto de sinceridad políticamente incorrecta que suelo usar.

No actúo siempre de acuerdo a lo que vulgarmente se llama "diplomacia". Nunca me he caracterizado por eso y, no nos engañemos, dudo que lo vaya a hacer ahora, pero creo también que esta ha sido una de mis virtudes: siempre he ido de cara. Y hablando de cara, creo que sólo tengo una. No tengo una que exhibo en el trabajo, pensando o, incluso, calculando que es lo que van a pensar de mi para así poder subir un nuevo escalón, y otra que uso para mi vida personal. Sólo tengo una, y es la que ves, sin trampa ni cartón.

Pero seguramente también miento, ¿quién no lo hace? Mentimos para sentirnos más importantes, mentimos para potegernos de los demás, mentimos para no ser vulnerables, en definitiva, mentimos... y mentimos mucho.

De todas formas, creo que existen muchas formas de mentir. Están los que no dicen toda la verdad, con lo cual, quizás puedan ser excluídos del grupo de la mentira (yo, si me lo permites, voy a incluirme en ese grupo en un gran porcentaje). En el otro extremo están los que mienten y hacen daño. Porque no nos engañemos. Hay algunas personas que mienten y tampoco hacen daño a nadie, sencillamente, te ríes con ellos y acostumbran a pasar desapercibidos a medio plazo. Pero los que mienten y hacen daño, esos si que dan miedo.

Son mentiras que juegan con los sentimientos de los demás, que hacen que en un momento u otro, personas que te quieren o que se preocupan por tí, no sepan qué hacer para mejorar una situación difícil, y que, por culpa de esas mentiras, esa situación va empeorando y empeorando hasta que, sin darte cuenta, llega a un estado en el que o no hay vuelta atrás o ya es muy difícil.

Es complicado poder separar esa parte de mentira de la de los sentimientos, pero creo que todos nosotros deberíamos de ser capaces de hacerlo, quitarnos esa coraza que nos protege y que nos hemos puesto porque, quizás, alguien nos lo ha hecho pasar mal en otro momento. Quitarnos una coraza que nos hará un poquito más vulnerables a los ojos de muchas personas que nos rodean, pero que, a lo mejor, hace que una sola persona se pueda acercar un poquito más a nosotros y conseguir que esa convivencia sea, al menos, un poquito mejor cada día.

Ab imo pectore.

àlex

No hay comentarios:

Publicar un comentario