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viernes, 24 de diciembre de 2010

Feliz Navidad 2010

La Navidad ya se nos ha echado encima. Hoy, empieza la procesión de despilfarro en las mesas en las que se acabará despreciando la mitad de lo que se sirva.

Un año más, volveremos a sentarnos alrededor de una mesa en la que las personas que hay son las mismas que vemos un sábado cualquiera de una semana cualquiera de qué importa qué mes. Algunos, en este país cada vez menos, sí que se reunirán con familia que no ven en todo el año.

La Navidad ya se nos ha echado encima. Llevan bombardeándonos con anuncios desde principios del mes de noviembre. Parece que durante estos días, uno tenga que ser un descerebrado para sentirse infeliz. Estamos obligados a ser felices. Obligados a esconder nuestras miserias bajo la alfombra para volver a rescatarlas el día diez de enero.

Algunos han recibido el regalo de la paternidad durante estos días. La felicidad es imposible de medir. Otros, han recibido el regalo de la diosa fortuna y han recogido un gran premio de la lotería de Navidad.


Otros, sencillamente por el hecho de estar, ya son felices. Dicen que no es más rico el que más tiene, si no el que menos necesita.

Pero otros, otros no tienen ni para dar de comer a sus hijos...

No creo en la Navidad. Es una fiesta religiosa y la religión, para mí, queda muy lejos. El otro lado, el de los turrones, el del reencuentro, afortunadamente no lo necesito. El día que lo necesite, seguramente cambiaré de opinión. Lo único que me gusta de estas fiestas es la ilusión de los críos, y eso ya es más de lo que más de uno puede imaginar.

Este año ha sido también complicado para mí. Afortunadamente, lo acabo bien. Lleno de felicidad. Afortunadamente, los míos están bien y no nos falta lo más importante. La alegría me rodea. Veo sonrisas, aquellas que siempre anhelo.

Sólo espero un pequeño cambio en mi vida, pero es en ese lado del triángulo que es la profesión. Tiempo. Seguro que llegará antes de lo que me espero. Quiero ser positivo.

He dejado algo por el camino. Pero ya me he dado cuenta, con la edad que voy cumpliendo, que es inevitable. A veces hay que cerrar unas puertas para conseguir que otras se abran. Me conoces. Sabes del significado de la amistad para mí. Perder un amigo es perder un tesoro.



Deseo que pases unos días fantásticos, rodeado de aquellos que tú quieras que te rodeen. Deseo que consigas evitar las famosas "broncas Navideñas". Deseo que no veas lágrimas de ira alrededor de tu mesa. Deseo que dejes fuera de tu hogar la hipocresía y el cinismo. Deseo que puedas ser tú mismo. Deseo que puedas desear ser feliz y que se cumpla.

Yo soy feliz.

Feliz Navidad, creas en ella o no, y que el próximo año vea cumplidos todos tus deseos, sean cuales sean.

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jueves, 9 de diciembre de 2010

A pesar de mí mismo...

Navegando por Internet me he encontrado con una de aquellas frases que en su día dijo alguien mucho más listo e inteligente que yo (seguramente no es difícil).

Me ha hecho gracia. Me ha hecho pensar, como la mayoría de las cosas que me encuentro en mi camino. Si algo se repite en conversaciones y correos electrónicos, es que le doy demasiadas vueltas a las cosas, ergo, pienso demasiado.

Alguna vez he dicho que bastante me cuesta vivir conmigo mismo y aguantarme (porque yo sí que me aguanto con mi columna y mis piernas acabadas en mi 46 de pie).
Pero nunca había pensado en lo que dijo en su día este señor llamado Víctor Hugo. Una frase de aquellas que si te sueltan a la cara, sin esperarlo, te deja perplejo:

"La suprema felicidad de la vida es saber que eres amado por ti mismo o, más exactamente, a pesar de ti mismo."
Me río, pero después pienso... Cuanta verdad en tas pocas palabras. Si miro hacia atrás, me doy cuenta que los pocos que realmente me quieren, lo hacen a pesar de mí mismo. Creo que todos podemos decir algo semejante. Piensa. Seguro que en tu caso pasa lo mismo.

Al final, aquellos que nos quieren lo hacen exactamente así, a pesar de nosotros mismos...

Para los que nos echan de menos cada día:



Y a ti, que llevas tanto tiempo a mi lado, te quiero hoy más que nunca... Espero que tú hagas lo mismo... a pesar de mí mismo...

Que te vaya bonito,


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domingo, 14 de noviembre de 2010

¿Vencer o convencer?

En la historia se ha hablado mucho de la gloria, de la victoria, de la competitividad. Se ha dicho de todo. Supongo que, al escribir ganadores y perdedores, se ha podido dibujar cualquier matiz al respecto.

Al llegar a una edad que no sé dónde fijar, aparece en nosotros esa competitividad. En algunas personas aparece antes, en otras después, pero siempre aparece. Puede permanecer oculto bajo otras capas de timidez, falta de autoestima o cualquier otra que seguramente ni siquiera conozco, pero ahí está.

Y la competitividad tiene ese lado oscuro que puede convertirnos en seres despreciables que disfrutan machacando a los demás. En los adultos, al menos, lo veo día sí y día no…

Ya sabes que yo soy muy competitivo. En algunas ocasiones, quizás incluso me excedo, pero creo que siempre he mantenido la luz en mi camino. Seguro que en alguna ocasión, mi paso a ese lado oscuro ha estado cerca, pero siempre vuelvo a la senda correcta. Esa competitividad creo que me hace incluso mejor persona.

Ayer pude ver, en todo su esplendor, esa competitividad en los adultos que te lleva al peor de los lados oscuros (the dark side of the dark side). Se materializó durante un partido de fútbol. El escenario, un campo de fútbol 7 en mi ciudad. Los actores, niños de entre cuatro y cinco años. Los directores, padres, adultos en teoría. Los espectadores, más padres.


Sabíamos que tenían un equipo mejor. A diferencia de la mayoría de clubs, la letra A que acompaña al nombre de nuestro equipo es sencillamente para poder distinguir a los cuatro equipos que tenemos en la categoría, pero para nada clasifica a nuestro equipo como el mejor del club. Sencillamente, los hemos repartido en cuatro equipos. Hemos dejado a un lado la competitividad… De momento...

Cuando empezó el partido, ya pudimos ver cómo jugaban. Eran superiores físicamente. Como siempre, dos niños que resaltaban sobre los demás que, aunque se movían por el campo con cierto criterio, no eran superiores a los nuestros. Por su parte, dos adultos en el terreno de juego, el reglamento sólo admite uno. Pudimos parar el encuentro, pero los niños deben jugar.

Se vieron cosas que no son normales en niños de esa edad. Se encararon con el público haciendo gestos con la mano, realizaron entradas dignas de tarjeta roja en otras categorías, desentendiéndose de la pelota. Los padres-entrenadores (sus entrenadores oficiales no pudieron acudir), les obligaban a seguir presionando en el último cuarto, aunque la ventaja fuera ya de nueve goles. Indigno.

Yo me pregunto sobre el camino que seguimos tomando en esta sociedad. Estoy convencido que seguimos generando monstruos en potencia. Educamos a los niños en el desprecio hacia sus iguales, riéndoles actos que nosotros mismos les inculcamos, actos que luego podemos ver en los informativos cómo se vuelven contra su familia y contra nuestra sociedad.

No aprendemos.

Afortunadamente, quedan personas en este mundo, cuyas convicciones hacen que los valores estén por encima de nuestras proyecciones del afán de victoria. Existen personas que enseñan a los niños a jugar a fútbol (en este caso es el fútbol, pero creo que podría ser la metáfora), les enseñan a ducharse y cambiarse de ropa solos, les enseñan a respetar al resto de niños como iguales, les enseñan a disfrutar de lo que hacen y con lo que hacen, les enseñan que la victoria no es el fin.

Ayer jugamos un partidazo. Nos ganaron de paliza, pero sobre el verde tapiz, hubo sólo un equipo que era capaz de trenzar jugadas hasta que les pegaban. Un solo equipo se abrazaba y disfrutaba en conjunto. Una sola afición cantaba y animaba a sus jugadores. Yo estoy orgulloso de mi equipo, ese en el que juega una docena de niños de entre cuatro y cinco años y les entrena una persona que mantiene sus valores y convicciones aún a arriesgarse a que el 85% le pueda agredir de pensamiento y palabra en algún momento.

A Victor Hugo se le atribuye una frase que lo resume todo:

"Nada tan estúpido como vencer, la verdadera gloria está en convencer."
Ayer, convencimos… Palabra…

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miércoles, 10 de noviembre de 2010

Periodismo deportivo

Hoy aparece una noticia en un diario electrónico que me ha dejado totalmente estupefacto. El titular: "El Drama de Contador", en referencia al famoso ciclista español.

Al parecer, le han encontrado clembuterol en sangre, en una dosis mínima, pero se lo han encontrado, y esto parece estar prohibido.

Por si no lo sabes, el clembuterol es un fármaco que se usa para problemas respiratorios actuando como bronco dilatador. Por referencias, es algo parecido al famoso "ventolín". Hablando con un amigo, ciclista de toda la vida, me dice, entre sonrisas, que todos los ciclistas sufren de asma…

Pero a mí todo eso como que me da igual. Se pueden contar tantas historias como se quiera, justificar tantas mierdas como a uno le apetezca, pero en definitiva, es un problema de este señor y la justicia deportiva. Me puede caer lo simpático o antipático que queramos, pero en definitiva, por muy bueno que sea y muy carismático que aparente, no sólo por eso podemos defenderle o atacarle.

Escucho a conocidos decir que no se creen que se haya dopado. Bueno, pues no te lo creas, pero no lo hagas por subjetividades. Si existe un análisis que dice que sí se ha dopado, pues será verdad.

Pero en definitiva, no voy por ahí. Me mola el titular, con afán de venta, en el que se habla de drama, y te ponen una foto del caballero con las manos en la cabeza, en estado de semi-depresión y abatimiento, que lo entiendo.

Drama es el que sufren los padres que están en el paro y no pueden llevar dinero a casa porque los que gobiernan y desgobiernan (estos son los de la oposición) no son capaces de buscar soluciones a los dramas que ocurren cada día. Drama es el de las mujeres que mueren a manos de sus compañeros "sentimentales" aun habiendo interpuesto varias denuncias ante la justicia. Drama es lo que ocurre cada día en países denominados tercermundistas.

Lo de este Sr., Contador, no es un drama, es una putada en toda regla en el caso de que realmente sea inocente, si no, es que es gilipollas y un fraude.

Creo que el periodismo, como todo, es otro fraude, en el que personas con grandes ideales y grandes aptitudes para una profesión apasionante como esa, tienen que acabar corrompiéndose para crear titulares como ese, y así poder vender más periódicos, que, en definitiva, es el fin de todo, sacar más pasta, acabando así con un periodismo serio y de rigor.

Joer papá, si mi tío abuelo levantara la cabeza…

Que vaya bonito,

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domingo, 31 de octubre de 2010

De padres a hijos

Hoy ha sido un día especial. Hoy ha sido uno de esos días en los que me voy dando cuenta de que hay cosas que realmente pasan de padres a hijos y, estos, a su vez, vuelven a pasarlo sus hijos.

Es un tipo de herencia que nada tiene que ver con el dinero ni las posesiones. Es esa herencia de la que siempre todos nosotros nos sentimos orgullosos y que nos hacen darnos cuenta de lo valioso que es compartir momentos con la familia.

Un amigo me lo dijo hace tiempo, y creo que ya lo comenté por aquí: "El dinero que no ganemos hoy, no lo echaremos de menos... El tiempo que no pasemos con nuestros hijos... Sí..."

Recuerdo las colecciones de cromos que hacía cuando era pequeño. Ser el benjamín de la casa tenía sus bondades, una de ellas era que ya desde bien enano tenía álbumes corriendo por la casa. Recuerdo que, en aquella época, acabar las colecciones era complicado.

Los sobres de cromos eran bien diferentes. No eran adhesivos, los pegábamos con el famoso pegamento imedio. Aquel al que le ponías un alfiler de tu madre para que siguiera manteniendo la salida libre. En cada sobre, venían cerca de diez cromos, aunque este detalle ahora no lo tengo muy claro. Lo mejor de todo era su precio, dos con cincuenta... Pesetas. Lo que vendría siendo hoy entre uno y dos céntimos de EURO. Hoy valen sesenta céntimos y vienen seis.

También recuerdo que en aquellas colecciones de la liga que ya hacíamos, había cromos que eran dificilísimos de conseguir. Aquellos Quini, Migueli, Maradona, Butragueño, Gordillo con sus calcetines caídos... Podías cambiar a Maradona por diez o veinticinco cromos. Hoy, tienes a Messi o a Forlain (éste último parece más escaso) y lo sigues cambiando por uno.

Ya no se juega. Ya no se hacen dos montones y se apuestan unos poquitos a un montón. Sólo se cambia.

Hoy puedes acabar la colección pidiendo los cromos directamente a la casa que hace el álbum. Te viene el formulario dentro del álbum.

Pero no, yo no quiero. Yo he recordado aquellas mañanas de domingo que mi padre nos llevaba al "Mercat de Sant Antoni" de Barcelona. Allí, en los chaflanes, nos reuníamos un montón de gente con un único objetivo: Conseguir los cromos que nos faltaban para acabar la "cole". Las recuerdo con cariño. No con nostalgia, porque no tengo ese sentimiento, pero sí como algo que perdurará por siempre en mi memoria. Uno de esos momentos entrañables que siempre me acompañarán...

Hoy he llevado por primera vez a mis hijos a cambiar cromos al "Mercat de Sant Antoni". Ha sido igual. He recordado, con la cara que ponía mi hijo al ver el escudo del Barça que le faltaba, o a Forlain, la ilusión que me hacía a mí cuando tenía su edad. Pero hoy también he podido sentir lo que supongo que sentía mi padre, y no es otra cosa que dejar salir al niño que todos llevamos dentro, porque yo también notaba la ilusión que me hacía encontrar los cromos ausentes en el álbum. El momento de tacharlos de la lista hecha en un papel cuadriculado arrancado de una libreta.

Ha sido una gozada. Ahora, toca volver... Y si es posible, volver tres generaciones juntas al lugar en el que se terminan las colecciones de cromos en Barcelona: "El Mercat de Sant Antoni".

No desaproveches las pequeñas oportunidades de pasar un rato con los tuyos. Pensamos que siempre están ahí, y en ocasiones, más de las que realmente deberíamos, los dejamos en segundo plano precisamente por pensar eso, que ya los tenemos cerca. Quizás, a última hora, nos arrepintamos de no haber pasado más tiempo juntos...

Que vaya bonito,

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miércoles, 6 de octubre de 2010

Dudamos

Dudamos.

Es un hecho.

Dudamos de todo. De nosotros mismos. De los desconocidos que nos rodean o se nos acercan demasiado en la calle, en un bar. Dudamos de los compañeros de trabajo. Dudamos de nuestras parejas. Dudamos de lo que escuchamos o leemos.

Dudamos si hacer esto o aquello. Dudamos cuando debemos cruzar la calle en una zona sin semáforo. Dudamos sobre el momento y el lugar de nuestras vacaciones. Dudamos si somos suficientemente buenos para nuestro trabajo. Dudamos si somos la persona adecuada para la persona a la que queremos.

En definitiva. Dudamos...

Incluso aquellos que parecen tan seguros de sí mismos, que se muestran al exterior como personas duras e infranqueables. Personas que están rodeados por un halo que les hace ser como una biblia para los demás, personas que, en ocasiones, parecen tener el corazón de hielo... Incluso esos, dudan.

Las dudas nos llevan al miedo, y el miedo nos lleva a la desconfianza y a la ira. Ese miedo que nos hace dudar de casi todo, consigue que enterremos en un pozo a personas que, sencillamente por aparentar más seguridad o conocimiento que nosotros, se nos cruzan.

Esa duda hace que no demos oportunidad a personas anónimas o no tan anónimas a que entren un poquito en nuestra vida, a que crucen sus caminos con nosotros. Perdemos la posibilidad de conocer al que pude ser un buen amigo o, sencillamente, alguien que hará que profesionalmente seamos mejores y subamos algún peldaño en nuestra propia confianza, porque esa persona apuntala un poquito más nuestro mundo, y puede ayudar a hacer desaparecer las dudas. Pero, la duda inicial, hace que no sea así.

Llegados a este punto, te preguntas por qué estoy escribiendo todo esto.

Estos días, tengo un problema de este estilo. Un problema profesional que, en definitiva, y por mucho que algunos quieran negarlo, se transforma en algo personal, porque paso casi la mitad de las horas del día en mi trabajo.

Alguien, no sé si por la duda o por el miedo, no sé si por algún complejo o si por algo tan sencillo como mi manera de ser, me ha denegado cualquier oportunidad de colaborar en algo importante. No sé qué he hecho mal. Nadie me lo explica. Una amiga, me cuenta que, sencillamente, estaba en el lugar equivocado y en el momento equivocado... Y encima, ni lo estaba, sólo apareció mi nombre.

Profesionalmente, las personas con las que trabajo a diario, confían en mí, no dudan, me cuentan aquellas pequeñas cosas que hacen que su trabajo se complique, y me miran esperando una solución o, simplemente, un punto de partida en el camino de la resolución...

Sin embargo, una persona, no me da la oportunidad ni siquiera de hablar. Una persona que aparenta seguridad en sí misma, porque levanta un poco su voz y se muestra en una línea que roza la mala educación y el desplante hacia las personas que están con él. Parece que ese aire de suficiencia le convierta en alguien importante.

A veces, hacemos eso. Nos rodeamos de aire de suficiencia, tratamos mal a los demás, infligimos duros castigos sobre las opiniones de los demás... Sólo porque dudamos...

Buenas noches y buena suerte...

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miércoles, 29 de septiembre de 2010

29S: Derecho a Trabajar

Sí, has leído bien el título. Derecho a trabajar.

Resulta que hoy, unos señores, elegidos por un número que para mí es desconocido, para liderar unos sindicatos, han decidido por mí, que ni estoy sindicado ni les he elegido, que hoy tenía que hacer huelga.

A mí me parece bien que la gente use este derecho establecido por la Constitución Española en su artículo 28 párrafo segundo (¡toma ya!). Estamos, afortunadamente, en un estado democrático, y tenemos derechos hasta para declararnos en huelga cuando así lo consideramos oportuno. Me jode, pero ese artículo también recoge que nos podemos sindicar. Y lo que me jode no es el hecho de sindicarse, sino que compartan artículo.

Bueno, pues resulta que hoy es 29-S. Día de huelga general debido a que esos señores a los que se ha elegido democráticamente para gobernar el país y los sindicatos, no teniendo otra cosa que hacer, han demostrado al país entero que no son capaces de ponerse de acuerdo en aquello que nos interesa a todos y que es nada más y nada menos que las condiciones laborales en las que tenemos que lidiar cada día.

Y como estos señores, que su único trabajo es ese, negociar y gobernar, han sido tan necios que no se han podido poner de acuerdo hablando, han decidido tirar de la ley más antigua del mundo y que rige, en definitiva, el cómo se deciden muchas cosas en el planeta. Esa ley no es otra que demostrar a ver quién la tiene más grande (disculpen las señoras por esta metáfora falócrata).

Hasta ahí, pues vale, bien. No voy a entrar en valoraciones sobre la reforma laboral, ya que, a buen seguro, la cagaré.

Pero estos señores del sindicato, como no se ponen de acuerdo con el gobierno, echan mano a la constitución y dicen: "Huelga general". Pues venga, a la huelga, que es lo que necesitamos todos.

Haciendo uso de ese derecho inalienable, a partir de las doce de la madrugada de ayer, se han tirado a la calle. A manifestarse. Venga. Manifestémonos. Eso es bonito.

Y echan mano de los llamados "piquetes informativos", que no son más que unos señores que se dedican a trabajos físicos y que están como armarios y que, en la mayoría de los casos, te informan que o dejas de trabajar si lo estás haciendo, o te rompen la crisma. Y así, los que queremos usar nuestro derecho a trabajar, pues no podemos.

¿Y por qué no podemos? Porque los señores de los sindicatos, que no son capaces de ponerse de acuerdo con el gobierno, tampoco son capaces de ponerse de acuerdo con la mayoría de la población de este país. Y se dedican, al más puro estilo de los sindicatos americanos mafiosos de las pelis de los 70, a dar mamporros y a romper lo que pillan a su camino para que nadie trabaje. En definitiva, usan técnicas totalmente fascistas.

Lo bonito es verles en la tele chillando "DEMOCRACIAAAAAAA, DEMOCRACIAAAAA", mientras cierran el restaurante de un señor autónomo al que nadie le ha pedido su opinión en ningún momento.

Eso sí, nadie cobrará un duro por el día de hoy... Bueno, excepto esos señores que poseen un trabajo físico o que trabajan en algunos estamentos, que permiten las horas extras, y que usaran estas para recuperar las perdidas hoy.

Vamos, que tú, que querías ir a trabajar, que no estás de acuerdo con la huelga, has perdido la pasta de hoy mientras que estos cabroncetes, se lo han pasado pipa quemando ruedas y algún coche de la policía en Barcelona, y encima, cobrarán estas horas de hoy, pero más caras, porque serán extras...

Por cierto, atentos ahora al baile de números para mostrar el seguimiento de esta maravillosa huelga.

Digo yo, ¿¿¿¿no puedo hacer huelga de huelga????

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domingo, 26 de septiembre de 2010

Life is Wonderful

Hay días maravillosos.

Días en que tienes la oportunidad de celebrar un momento importante en tu vida.

Hay días en que despiertas por la mañana y la ténue luz que alcanza a entrar por la ventana ilumina suavemente el rostro de la persona a la que amas. Aquella persona que hace que no necesites nada más en la vida.

Hay días...

Hay días en los que, viendo su rostro sereno, todavía con los ojos cerrados, te das cuenta que no podías haber hecho nada mejor en tu vida. Te das cuenta que ha sido la mejor casualidad de tu vida.

Porque no te engañes. El amor es una casualidad. Que la persona de la que tú te has enamorado te corresponda con el mismo amor... Es complicado...



Jordi, Pat:

"Alguna cosa em diu que avui és un d'aquests dies a la vostra vida. Avui és una celebració. Felicitats, de tot cor..." (Algo me dice que hoy es uno de estos días en vuestra vida. Hoy es una celebración. Felicidades, de todo corazón...)"

Life is Wonderful (La vida es maravillosa)

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miércoles, 22 de septiembre de 2010

Un relato: "Complot"

Oigas lo que oigas, pase lo que pase, cuando llegue el momento, lo sabrás, entonces, cierra los ojos, y piensa que la única verdad es la que tú ya sabes. Intentaran desvirtuar lo ocurrido. Lanzarán bombas informativas a modo de botes de humo para atajar cualquier posibilidad de hallar el camino que lleve hacia la verdad.

Lo van a hacer, van a intentar ponerte en mi contra. Harán públicas fotos, vídeos, incluso correos electrónicos en los que supuestamente apareceré yo o mi nombre...

Ellos no quieren que estemos juntos. Dicen que es una ilusión que provoca que perdamos el sentido original de nuestras motivaciones. Creen que me alejaré del camino considerado correcto.

Conmigo no pueden. Van a intentarlo contigo.

Sé fuerte, más que nunca, y no creas nada que ellos te digan, por muy verosímil que parezca. Y sí, tengo un pasado que desconoces, pero ¿quién no lo tiene?...

Van a intentar que los cimientos de tu lealtad se resquebrajen. Van a conseguir que llores. Dudarás de mí.

Pero yo soy esa persona a la que has conocido. Esa persona con la que has convivido. Esa persona con la que has visto que las cosas, juntos, se hacen mejor...

Te preguntarás por qué... Por dinero... Siempre es por dinero... El fin último de las cosas parece ser el vil y condenado dinero... Quieren que me dedique a hacer aquello en que algún día fui alguien respetado...

Todo el mundo miente...

Pero yo, yo sólo quiero vivir... A tu lado... Cerca...

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martes, 14 de septiembre de 2010

El monstruo de las galletas

Hay días, en que la vida te deja algunas perlas.

Hoy, he recibido dos en forma de correo electrónico. Una de ellas, referente a mi mujer y a uno de mis hijos, y me ha parecido de lo más entrañable y graciosa. De hecho, he estado riéndome yo solo un buen rato mientras lo leía, en parte, quizás, porque era capaz de ver la cara de uno y de otro durante el transcurso del breve diálogo.

La otra perla, me la ha regalado, junto con un número indeterminado de personas, un amigo y compañero de trabajo. Un compañero que mañana empieza una nueva aventura profesional, aunque de momento, no suelta prenda.

A continuación, os paso a relatar las dos, tal y como me han llegado (bueno, igual cambio algo, pero muy poquito):


1ª Perla.

Esta mañana, justo antes de ir al colegio, mi mujer y mi hijo, han mantenido esta cariñosa conversación, con el final... bueno, mejor la lees:

"Esta mañana lo he abrazado como a un osito.. que es lo mejor, y le he dicho que no quería que creciese, que me gustaría que fuese siempre un bebe. Él me ha contestado que también quería ser un bebe... Como soy una madre plasta le he vuelto a decir que quería que fuese un bebe y él, como es un suavoncete, me ha contestado que él también... y después ha añadido alegremente "pero es lo que hay…" y se ha quedado tan pancho…"

Creo que estoy siendo una mala influencia para mis hijos, con esas frases que tantas veces repito a lo largo del día... Esas frases lapidarias que, en su boca, nos hacen tanta gracia...
2ª Perla.

Poco voy a introducir sobre esta. Tampoco voy a añadir lo que él mismo ha compartido con algunos de nosotros, sencillamente, creo que es una buena forma de despedir una etapa en la que se ha compartido tanto y con tanta gente... Cada uno, que saque su propia moraleja.

Su título, "El fantasma de las galletas":

"María era una chica muy impaciente y no soportaba esperar…

Al llegar a la estación de Sants, desde megafonía anuncian que hay un retraso de unos 25 minutos en todas las líneas. María muy enfada se dirige a comprar algo para comer y leer, mientras espera el maldito tren… Compró las galletas que más le gustan, un refresco de cola y con su periódico preferido bajo el brazo se adentró en la muchedumbre en busca de un buen asiento en el andén. Encontró un sitio al lado de un chico joven. Ella con tranquilidad comenzó a leer el diario mientras cogía una galleta, el joven hizo lo mismo. María no soportaba esperar, pero menos que un joven que ni siquiera le conocía le quitara sus galletas preferidas…

Casi llegando al borde de un ataque de nervios, ella con disimulo coge otra galleta, esperando la reacción de su compañero de asiento… Como no, él se hace con otra galleta, así hasta que finalmente queda la última galleta….

María dejó pasar un tiempo prudencial para ver la reacción de él. El joven cogió la última galleta la partió por la mitad y le ofreció a María. Que poca vergüenza, pensó María…

En ese preciso momento llegó el tren de María, cogió su bolso y entro con rapidez, desde el interior, miró por la ventanilla y vio como su compañero de asiento le ofrecía una sonrisa mientras sostenía el periódico de María que se había dejado.

Bufff, no puedo más… María estaba irritada, por ver como aquel joven se había comido sus galletas y para colmo se llevaba el periódico que no había acabado de leer.

Mientras se acomodaba en el asiento de tren, abrió el bolso para beberse el refresco de cola y para su sorpresa encontró en el interior su paquete de galletas preferido."

Que vaya muy bonito,


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lunes, 6 de septiembre de 2010

Solo

Un extraño silencio me sobresalta en medio de la noche. Estoy tumbado, en mi cama, en mi habitación. Busco a mi alrededor. El calor me agobia.

Me siento. Intento ver algo. Una tenue luz invade en mil columnas mi espacio. La persiana no está bajada del todo.

Me levanto. Los dedos de mis pies me dan un latigazo de dolor. Me cuesta caminar. Me acerco a la ventana y abro la persiana.

Noto una brisa acariciando mi cara. Una sensación de frescor abraza todo mi cuerpo.

En la calle no hay nadie. No hay coches circulando. Ni siquiera hay coches aparcados. Silencio.

El cielo, despejado, adornado con millones de estrellas. La luna está llegando a la perfección...

Pienso en ti. Miro fijamente a la luna y recuerdo nuestras largas charlas en la distancia. Recuerdo que, en un vano intento de cruzar nuestras miradas, dirigíamos nuestra vista hacia nuestra luna. Nos veíamos. Nos imaginábamos...

Sonrío.

Giro lentamente mi cabeza. Miro hacia la cama. Tú no estás. Estoy solo.

Te imagino, sonriendo. Tu cara limpia. Tu mirada verde. Tus cálidas manos.

Hablas, no te escucho... ¿Dónde estás?

Quizás, el mero hecho de haberme perdido durante tanto tiempo, hace que ahora viva en la más cruel soledad. No hay nadie. Estoy solo.

Soy yo. Esa persona llena de defectos que siempre te ha querido. Esa persona que ahora sufre su lenta agonía de la espera. Una espera que no sé a dónde me llevará.

¿Dónde estás?

Estoy cansado, muy cansado...

Me vuelvo a tumbar en la cama. Sigo mirando a la luna. He tenido tanto...

Mis ojos se cierran. Sigo viendo tu cara. Necesito volver a verte. Lloro.

Quizás, sólo sea una pesadilla... Una pesadilla que ha venido hasta mí para conseguir que comprenda el por qué...

Cuando abra los ojos con el nuevo día... ¿Estarás a mi lado?

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lunes, 30 de agosto de 2010

Sólo pienso en ti

La vida da muchas vueltas. Nos lleva por caminos desconocidos. Nunca sabemos hasta dónde llegaremos el nuevo día, ni siquiera conocemos el destino final de nuestro viaje.

En ese camino, convergemos con otros caminantes. Seguimos juntos ese camino durante una hora, un día, un año... Toda una vida.

A veces, cuando compartimos ese camino con otra persona, llega un instante en que ya lo hemos hablado todo. Sólo nos quedan las miradas. Los momentos...

Desde pequeños, pensamos que el amor es para siempre, pero nuestra genética costumbre de complicar las cosas, hace que lo que un día parece indestructible, parezca roto en mil pedacitos...

Sólo tú puedes hacer que sea tan sencillo como mirarse a los ojos, sonreír y dejar que todo fluya, sin necesidad de hablar, sin necesidad de decir nada... Esa sonrisa antaño demoledora, hoy escondida, es el antídoto que conseguirá volver a reconstruir lo que creemos roto.



Vi una pelicula. En ella, escuché una frase: "Si los cimientos son buenos, todo lo demás, tiene arreglo".

Sólo pienso en ti,

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domingo, 29 de agosto de 2010

Se acabó lo que se daba...

Siempre he escuchado ese topicazo de que currar en agosto es lo mejor que hay. Que si no hay nadie que te toque los webs, que si la circulación es mucho mejor...

En parte es cierto, en la parte de la circulación, aunque debo reconocer que, yendo como voy en moto, me la pela lo del tráfico. La otra parte, la de que no hay nadie para tocarte los webs, me río yo.

Este agosto he currado. Sí. Como ya habrá leído, ya curré la última semana de julio y para nada se ha cumplido el tópico de poco curro.

Al menos, en mi oficina, los cuatro gatos que hemos quedado, hemos ido de culo. Haciendo de lo que se viene a llamar deputy. Alguno puede pensar directamente en "deputymadri", pero no, no hagamos coñas, el deputy es el "sustituto". Sustituto de éste y de aquel... Vamos, que acabas pillando cacho por todos lados. Yo he acabado hasta las pelotas, encima, aguantando a un tío que no voy a poner aquí los calificativos, porque me podrían llamar al orden y no tengo ganas, que sabes que no me gusta hablar de trabajo.

En definitiva, que mientras todo el mundo estaba de vacaciones en agosto, los cuatro que nos hemos quedado, hemos tenido que mantener el tipo y el nivel, y que ha sido una mierda. Ahora, muchos, la mayoría, vuelven de las vacaciones. Mañana empiezan a trabajar.

Si tú eres uno de ellos, darte ánimos, muchos ánimos para esta reentrada, pero no esperes nada más de mí. Qué ganas tengo de que vuelvas a trabajar y cojas tus temas y me los quites de encima. Que te dediques a lo tuyo y así, yo pueda dedicarme a lo mío, y vivir un poquito, ya no digo mejor, con vivir, me conformo.

Bueno, va, que no diga luego alguien que no tengo corazón, o que lo tengo de hielo.

Mañana, cuando vuelvas a madrugar, para ir a currar, respira, sobre todo, respira. Ves con tranquilidad, tómate un café, comenta las vacaciones con los demás y luego, empieza el periodo de adaptación, como los colegios. Vete tempranito a casa, que mañana será otro día...

Que te vaya muy bonito y... Cuidado con el síndrome post-vacacional...

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viernes, 27 de agosto de 2010

El trabajo dignifica

En estos tiempos de crisis, en el que el paro ha subido por las nubes, y al parecer nadie da con la fórmula para solucionarlo, nos damos cuenta de lo importante que es tener un puesto de trabajo.

Vas viendo como, de la noche a la mañana, personas de tu entorno, incluso amigos y familiares, van perdiendo su trabajo. A veces, sin quitarle la seriedad que ello tiene, me siento como un barco en el juego de hundir la flota. Me van cayendo las andanadas a uno y otro lado, pero de momento, me mantengo.

Y es que el trabajo, es tan sumamente necesario. Nos permite eso a lo que vinimos al mundo, que es algo tan sencillo como vivir (según algunos spots televisivos, el deporte más arriesgado que existe).

Pero aparte de darnos pasta para poder pagar los préstamos, la hipoteca, la comida, los caprichos de la novia, del novio, de la esposa, del esposo, de los hijos, del político corrupto de turno... Uy, ahí me he pasado, ¿no? Debería haber escrito "Del hijo la gran puta del político de turno que se lleva toda la pasta y luego no devuelve ni un Euro". (Y aquí, pido disculpa a las señoras que ejercen la profesión más antigua del mundo, porque entiendo que ellas no tienen nada que ver ni con los políticos ni con algunos conductores del servicio público).

Y es que, ya desde pequeños nos dicen que el trabajo dignifica. También nos dicen que el trabajo nos realiza. Incluso en algún lugar de nuestra historia existe una frase que ponían sobre la entradas de unos "clubs de campo" y que decía algo así como que "El trabajo nos hará libres" (pido desde ya disculpas por lo de clubs de campo, pero no quería hablar de los campos de concentración nacis).

Vamos, que si les unimos la frase de "El trabajo es salud"...

Jodeeeeeeer.

No sé quién coño inventó el trabajo. Al parecer, cierta secta mayoritaria de este mundo, culpa a una tal Eva por comer una puta manzana. Al parecer, desde ese momento, tenemos que ganarnos el pan con el sudor de nuestra frente, aunque algunos demuestren un gran empeño en ganárselo con el sudor del de enfrente, puteando a todo bicho viviente que tienen por debajo de ellos. Son los mal llamados jefes...

Yo, por ese motivo, distingo mucho entre jefe y "responsable". Para mí, un jefe es aquel que, sin tener ni puta idea de cómo lo ha conseguido, ha llegado a alcanzar una alta cota de ineptitud que le permite estar en un puesto de responsabilidad. Demuestra claramente, que lo ha puesto ahí otro jefe que no tenía ni idea y que, por supuesto, no quiere tener a alguien por debajo que pretenda usurpar su puesto. El responsable, sin embargo, es aquel que siempre se preocupa por su gente, por las personas... Exacto, es el que suele acabar defenestrado o en el paro.

Porque no nos engañemos, en el trabajo, para triunfar, parece que haya que ser un auténtico cabronazo.

Estos días he tenido una mala experiencia con un tío, que a buen seguro llegará alto. Al menos, siguiendo el archiconocido "Principio de Peter", veo claramente que alcanzará puestos a los que yo nunca llegaré. Un tío que se ha saltado la organización, ha hecho lo que ha querido, nadie en su sano juicio quiere trabajar con él... Yo, me he sentido como aquel que se va de vacaciones, cierra su piso y, al volver, se encuentra una familia viviendo dentro y no puede hacer nada porque la justicia no se lo permite... No sé si me entiendes.

A lo que iba, que al que invento el trabajo deberían colgarle por los dedos meñiques de los pies de la plaza del ayuntamiento. Con lo bien que se está en la playita, con una caiprioska fresquita y bien acompañado. Ahora me levanto, me baño, vuelvo a la hamaca, me tomo otra caipiroska, duermo, me baño, otra caipiroska... Cambia algo si quieres, pon una cerveza, un mojito, pero lo demás...

Yo no quiero trabajar, pero no tengo más huevos que hacerlo cada día. Al menos, mi trabajo me gusta, al contrario del 85% de la gente con la que hablas que está hasta las pelotas del suyo, porque claro, pregúntale si a esa chica de dieciocho años que estudió peluquería por vocación, le mola el estar en una caja de un gran híper mercado... Vamos, te dirá que está encantada de la vida de currar de lunes a sábado, aguantando a un jefe cabrón que es un puto frustrado de la vida porque no ha llegado a nada más (en algunos casos contados, es así) y que le pagan por estar puteándola todo el día, y eso si no le apetece mirarle el escote y arrimarse a su cuerpazo serrano, que de esos, haberlos, hay los...

En definitiva, menos huelgas generales y más cervezas. Menos curro de sol a sol para algunos y pasta gansa para otros y más igualdad, que para encabronar a los demás, siempre estamos a tiempo...

Que vaya bonito,

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jueves, 26 de agosto de 2010

El Camp Nou homenajea a Ronaldinho con cientos de avioncitos de papel

El de ayer era un día especial. Lo que lo hacía único era el hecho de que iba al campo del Barça por primera vez con mi hijo. Llevaba todo el verano diciéndome que quería ir al campo… Su ilusión iba en aumento cada día que pasaba.

Además, era el día de la presentación del equipo para esta nueva temporada que ese inicia en breve. Era el día del trofeo “Joan Gamper”. Para acabar de ponerle la guinda al pastel, jugábamos contra el Milan, el equipo de Ronaldinho. El verlo jugar otra vez en el Camp Nou, y además en tan buena compañía, resaltaba la singularidad del día.

La presentación fue austera. Cuatro petardos, una batucada y un problema en el micro que no permitió escuchar a un Guardiola que segúia hablando a pesar de saber que nadie le escuchaba. Fue una nota un tanto triste. Me recordó a la película Forres Gump, cuando vestido de militar habla y nadie le escucha porque un militar ha desconectado los altavoces. Al final, todo el mundo aplaude sin saber que ha dicho. Aquí pasó lo mismo, todo el mundo aplaudió a un Guardiola que no había dicho nada.

La gran pitada al anteriormente presidente, fue apoteósica. Sobre todo viendo en la pantalla de los marcadores su sonrisa forzada. Era sabedor de lo crítico de la masa social que allí había, pero parecía que se lo pasaba por el forro.

Lo mejor fue cuando el Milan saltó al campo. Un Ronaldinho un poco pasado en kilos, empezó a dar la vuelta al campo lanzando besos, tocándose el corazón y saludando a todo el público. Ahí, mi hijo brillaba. Sólo nos había oído hablar de él, pero era como si lo conociera de toda la vida. Estaba encantado, preguntaba sin parar si era Ronaldinho… Y el mago del balón, parecía totalmente emocionado. Se abrazó con sus antiguos compañeros y se hizo una foto a su lado.

Unos minutos antes del partido, se alinearon los jugadores a ambos lados del cuarteto arbitral. Allí faltaba “el Gaucho”. Un vídeo en los marcadores recordaba sus mejores jugadas. La gente rugía, gritaba, silbaba… Cuando el vídeo finalizó, Ronnie saltó al terreno de juego y todo el mundo se puso en pie coreando su nombre. En las pantallas se vio como se tocaba la cara, creo que ese tipo, mago del balón, con más dinero del que tú y yo podríamos soñar nunca, y quizás por encima del bien y del mal, se hizo humano por unos segundos para emocionarse.

El juego no brilló demasiado, y no voy a hacer aquí de crítico. A mí, particularmente, me pareció un partido lento y aburrido, aunque hubo momentos estelares, sobre todo en la segunda parte.

El Gaucho nos deleitó al principio del partido con unos gorritos, pero poco más. No corre demasiado, creo que vino aquí a lo que vino, es decir, al partido de "solteros entre casados", irse de cenita por la noche, y que le hicieran un homenaje que se merecía desde hace tiempo.

Para él, seguramente, el mejor momento fue sin duda el de su sustitución, todo el mundo coreaba su nombre y mostró una camiseta en la que lucía un mensaje de cariño hacia la afición culé.

A todo esto, mi hijo seguía el partido con cuatro ojos, sabía quién era quién, comentaba los errores, las jugadas, los goles (por cierto, golazo del Milan) y pitaba conmigo a los árbitros.

Y, por cierto, tal y como dice el título de esta entrada, debo decir que en Barcelona se han echado a perder muchos ingenieros aeronáuticos. Los avioncitos de papel que despegaban desde la tercera gradería, se contaban por cientos. Algunos, de una precisión milimétrica, llegaban con un vuelo lento y elegante hasta el campo, otros, sin embargo, caían a peso o haciendo un picado sobre la cabeza de algún desafortunado espectador. Los niños, claro, lo disfrutaban. El mío, no paraba de pedir avioncitos.

Entre los 96.195 espectadores que acudimos a ver el partido, había de todo. Desde el típico señor con mal genio que se enfada porque alguien ha aprovechado su asiento para estar a la sombra, hasta el turista que viene a ver el partido expresamente, pasando por los típicos tíos que se sienten muy importantes y muy duros fumándose unos cigarrillos manualmente condimentados por otros productos, sin importarles demasiado estar rodeados de críos…

En general, fantástico. El hecho de no poder tomarte una cerveza viendo el partido, lo desaliño un poquito, pero bueno, todo sea por el deporte rey.

Larga vida a Ronnie…

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domingo, 22 de agosto de 2010

Noches de nostalgia

Cuando he vuelto a casa esa noche, tras un fin de semana agotador a la vez que fantástico, y que quizás te cuente, he encendido el ordenador.

He estado mirando el correo. Viendo las fotos y vídeos que hemos hecho durante estos tres días, y me he conectado al facebook.

Allí, he contestado algún correo, he marcado algún "me gusta" y hasta he contestado a un comentario de una de mis fotos de París...

Y de repente, me he encontrado con un vídeo que ha publicado mi amiga Y. Además, añadía este mensaje:

"Y para los que de vez en cuando sienten nostalgia....and for those who now and then need to be nostalgic....enjoy MB"

Y sí, me ha hecho sentir un poquito de nostalgia. Esta fue parte de la banda sonora de mi estancia en la isla. Muchas noches, de aquellas en las que estaba bien fastidiado y lo único que quería era echarme a llorar en mi cama, esperando que por arte de magia pudiera regresar a casa, escuchaba esta canción.



Hoy, como otras muchas canciones, puedo escucharla con una sonrisa dibujada en mi cara, porque afortunadamente, de aquello ya sólo me queda lo bueno...

Gracias por recordármelo Y.

Que vaya bonito,

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domingo, 15 de agosto de 2010

La fiesta nacional

Vaya por delante que a mí, cualquier actividad en la que un ser vivo es maltratado, me disgusta. Con esto quiero decir, que no defiendo para nada las corridas de toros, pero me gustaría aplicar algún matiz.

Maltrato animal por parte del ser humano, se viene dando, tanto de forma directa como indirecta, desde que el mundo es mundo. Hoy día, sólo hay que conseguir entrar en una granja industrial o en algunos mataderos para darnos cuenta, y eso que esos animales mueren para que nosotros podamos alimentarnos.

A mí me jode igual, me los como, pero me jode.

Claro, si luego ya nos vamos hacia esos espectáculos en los que un animal es usado para el disfrute de un sector de la sociedad, y encima, al animal se le infligen ciertos elementos de dolor, ahí ya me llamarán demagogo.

Estoy totalmente en contra de las corridas de toros. Por mucho que se le denomine "Fiesta Nacional", yo no me identifico para nada con ese tipo de fiestas. Al animal se le pincha antes de salir, se le banderillea durante la corrida. En ocasiones, un señor subido a un caballo, le clava una lanza en el lomo, dicen los entendidos, que si no, no se podría torear, para que finalmente, si el noble animal tiene suerte, le den una estocada y muera. He dicho lo de la suerte, porque en ocasiones, el torero es un puro inútil y le tiene que dar varias estocadas.

Para mí, esa fiesta nacional, está en el mismo grupo bárbaro de los correbous, toros embolados, peleas de gallos, lanzamientos de cabras y pavos desde campanarios... Es mi opinión, claro.

A mí, personalmente, me pueden contar tantas justificaciones como se quieran, incluyendo la de que si no existieran las corridas de toros, el toro de lidia no existiría... Estoy de acuerdo, pero sigo sin estar de acuerdo con infligir dolor a un animal.

Ahora bien, por mucho que yo esté en contra, que me parezca moralmente reprobable, éticamente sorprendente y una aberración, me parece igual de mal tener que prohibirlo.

Si se han prohibido los toros en mi comunidad, creo que el gobierno debería ser coherente y eliminar de un plumazo el derecho a todas las fiestas que se desarrollan con animales. ¿No?

Por otro lado, creo que lo de los toros, por mucha fiesta que sea, sigue siendo un negocio y si en vez de prohibirlo, esperaran a que la gente dejara de ir, se acabaría el negocio.

Me guste más o me guste menos, mientras sigamos haciendo sufrir a los animales como lo hacemos para comérnoslos, no tenemos ningún tipo de argumento moral para prohibir ninguna de esas mal llamadas, en mi opinión, fiestas. Mientras veamos camiones con animales hacinados en su interior, mientras se les de la muerte de la forma que se hace (sería carísimo hacerlo de otra forma) y se les haga vivir en las condiciones en las que viven, dejaría de preocuparme por las fiestas... Y eso me jode sobremanera, no puedo ver sufrir a un ser vivo, lo siento, es superior a mis fuerzas.

No sé si a este paso me haré vegetariano, pero sí que tengo cada vez más claro que nos estamos volviendo majaras y que no tenemos los pies en el suelo. Seguimos viviendo una realidad que dista mucho de la que se vive en el mundo, olvidando a millones de seres humanos que padecen en el mundo, olvidando a los padres que no pueden dar de comer a sus hijos...

Por favor señores gobernantes (y perdonen por haberles llamado gobernantes), hagan las cosas bien de una vez, o váyanse, como decía el bigotes... Váyanse y déjennos en paz... A este paso, tendremos que ir a la calle con la pancarta aquella de los argentinos, en que pedían que nos gobernaran las prostitutas, que sus hijos no lo estaban haciendo bien...

[Suspiro] Qué a gustito me he quedado...

Que vaya bonito,

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miércoles, 11 de agosto de 2010

Happy Ending (Final feliz)

Estos días están siendo extraños. Es agosto, pero no hace el calor del que tanto presumían que íbamos a tener algunos meteorólogos que saben mucho de estas cosas. Más bien estamos teniendo un mes de agosto triste. Estamos ahí, esperando que llegue el verano soleado. Cada día esperamos, pero parece no llegar.

Planificamos actividades, pero el tiempo, en muchas de las ocasiones, nos las desbarata.

Por las mañanas, cuando voy al trabajo, sigo encontrando muchos coches en la carretera. Sí, vale, no es el tráfico habitual, no encuentro caravanas, pero sigue habiendo mucha gente trabajando este mes.

Mi trabajo es, ahora, diferente. Estoy dejando un poco de lado aquella posición que tanto me gusta, la de "tecnólogo". Ese que los demás piensan que sabe y al que escuchan. Ahora me dedico más a ser "jefe", cosa que debo reconocer que no es lo que quiero ser de mayor.

Pero bueno, es lo que hay, ¿no? No nos queda otra. Debemos jugar con las cartas que nos reparten, echarnos algún farol de vez en cuando, y cruzar los dedos para que no nos pillen.

Hago cosas nuevas, bucear. Disfruto de mi familia, de mis hijos. Disfruto de un mes de agosto lejos de las masificaciones. Disfruto de una cerveza en calma.

Sigo sonriendo, y también sigo riendo. Pero veo que, a mi alrededor, el resto de la humanidad no sonríe demasiado. Yo veo luz sobre mí, pero el resto, lo veo gris. No sé, quizás el mundo no es tan maravilloso como yo pienso. Quizás es cierto que la vida está cargada de problemas, problemas en los que, y ahora igual me pegas, hay que saber encontrar oportunidades.

Esa oportunidad es una palabra que se repite mucho en mi profesión. Quizás, por eso sigo trabajando en esto, porque el optimismo hace que sepa encontrar oportunidades allí dónde los demás sólo ven problemas...

Esto empezó hace mucho tiempo, y veo oportunidades, veo un final feliz, pero necesito volver a ver otra vez tu sonrisa...



Yo estoy sonriendo. ¿Y tú?

Un beso,

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jueves, 5 de agosto de 2010

Campus Party 2010: ¿Ridiculo o elegancia?

Corrían los últimos días de mis vacaciones este año. Estaba en la piscina. Un sol asfixiante. Sin sombra (sí, sí, una mierda de piscina). Los niños se lo pasaban en grande. Ahora nado aquí. Ahora buceo allá. Ahora salto. Ahora corro. Ahora por aquí, ahora por allí... Vamos, que no paraban quietos.

De repente, mi teléfono sonó. Lo primero que pensarás, seguro, que qué estúpido tiene el móvil en la piscina... Ah, no, que tú también lo tienes... Pues claro, si ahora no vivimos separados de él. Seguro que alguien inventa uno con el que nos podamos bañar, y nos lo colgamos de...

Era uno de mis tantos responsables en esta empresa. Que sí, que los tengo. Este, además, mi mentor. Buen rollo.

Resulta que yo era el tercero en una lista de "voluntarios" para asistir a una mesa redonda en la Campus Party de Valencia. Si no sabes lo que és, pincha aquí. Sí, he dicho el tercero. Claro, finales de julio... Ser el tercero era como ser el primero. Y me presenté "voluntario". ¿Qué iba a hacer?

El tema está relacionado con mi trabajo. Iba a estar rodeado de la flor y nata del friqueo informático durante todo un día, pero todo sea por mi empresa.

Compré los billetes del tren y me fui para allá. Esta vez, y asesorado por el departamento de márketing, no fui con traje y corbata, si no con camiseta, bermudas y sandalias (sin calcetines blancos, ¿eh?).

Estuvo bien. Conocí a uno de esos prodigios que da de vez en cuando nuestro país y fue divertido compartir aquella hora larga con él. Si miras el vídeo que encontrarás a continuación, es el que está sentado a mi derecha, en el otro sofá.



No te cuento más. Después, aproveché para visitar a unos amigos. Comer con ellos, y vuelta para casa con el tren. Las ironías del destino hicieron que el Euromed de las 18:05 partiera una hora más tarde por un problema informático. Problema que creo que resolvieron apagando el tren y volviéndolo a encender (palabra de honor), porque se apagó todo, se encendió, y salimos. Usaron la cabeza y la primera regla de la informática.

Pues nada. No te recomiendo que veas el vídeo a no ser que seas un friqui o te quieras partir la caja a mi costa un rato. Por lo demás, un auténtico rollo.

Espero que mi madre no me haya visto.

Que vaya bonito,

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martes, 3 de agosto de 2010

The Alex Adventure Log

El "Adventure Log" no es más que un cuaderno en el que los que practican el noble deporte del submarinismo, anotan los datos de las inmersiones que van haciendo.

Digamos que es la forma de demostrar la experiencia que se va adquiriendo, inmersión tras inmersión, a lo largo del tiempo. Pero no sólo de demostrar se trata, lo más importante es que tú guardas toda la información necesaria sobre tu progreso y aquello que, en el momento de escribir, más te ha gustado y no quieres olvidar...

Ya te expliqué el otro día que por fin había cumplido mi sueño y ya puedo bucear con equipo autónomo.

Me he comprado el equipo, y me he lanzado a la busca de posibles inmersiones para realizar cerca de casa... En el futuro, quién sabe dónde las haré...

Y por eso, para ir apuntando mis inmersiones y todo lo relacionado con esta nueva aventura, he creado otro blog... Sí, sí, otro. Con éste ya van tres, pero es que ya no doy a basto, y no sé dónde ir anotando las cosas.

En este nuevo blog, anotaré todo aquello relacionado con esta pasión. Lo que me interesa, lo que veo, las inmersiones... Todo...

Espero que si, a tí también te atrae este deporte, pueda aportarte algo mi experiencia y que, si te apetece, tú también aportes algo a mi blog...

Te veo en "The Alex Adventure Log"

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sábado, 31 de julio de 2010

Un sueño realizado

Hay sueños que se cumplen al poco de haberlos vivido en tu cabeza. Otros, se tarda un tiempo, quizás semanas, meses o años. Algunos, no se llegan a cumplir nunca.

Quizás esa es lo que hace tan maravilloso el mundo de los sueños, porque soñar es una de las pocas cosas que nadie nos puede arrebatar.

Cuando tenía 17 años, creció en mí un deseo irrefrenable de sumergirme en el mar con algo más que un tubo, una máscara y unas aletas. Quería bajar más y quería estar más tiempo. Para ellos, necesitaba formarme en el uso de equipos autónomos. Lamentablemente, estaba lejos de mis posibilidades, así que, aquel deseo, se convirtió pronto en un sueño…

Y así han pasado la friolera de 20 años (bueno, un poco más). Cuando no era por un tema económico, era por un tema de salud o que las vacaciones las hacíamos en la montaña o el interior… La cuestión, es que sin darme ni cuenta, me he plantado en este verano.

Pero este año los astros se han alineado. Por un lado, mi hermano, un tío muy majo, nos invitó a pasar tres semanas a Menorca. Por otro, mi mujer me animó más que nunca a hacerlo. Ella tenía tan o más claro que yo, que esta era una oportunidad única. Menorca es un lugar idóneo para practicar el submarinismo.

Así qué, aconsejado por un amigo de mi hermano, acudí al que sería el centro de formación perfecto para mi experiencia: Diving Center Ciutadella. Allí conocía a Olga y a Mark, una pareja fantástica que regenta el centro. Mark fue mi maestro de ceremonias durante toda mi formación, y debo decir que he realizado uno de los mejores cursos que se puede hacer. Lo he comentado con amigos que ya lo hicieron en su día, y alucinaron. Tampoco voy a desvelarte aquí nada, pero fue impresionante. La ventaja de hacer el curso con ellos es que lo haces todo en mar. Las inmersiones de aguas confinadas, las haces en una calita súper tranquila, parece una piscina, pero llena de vida submarina y, cómo no, agua salada.

Realicé el curso en cuatro días. Teórica aparte. Mucho quitar equipo y poner equipo en el agua. Poner mucha atención en la seguridad. Aprender a bajar y a subir correctamente. Vamos, lo normal.

Si vas por Menorca, te aconsejo encarecidamente que pases por su centro y que te lleven a hacer alguna inmersión por la isla. Sí, vale, están en Ciutadella, en el puerto (justo delante del café Balear, en “Es Pla”) e igual te pilla lejos, pero te aseguro que valdrá la pena.

Después del curso, hice mi primera inmersión como Open Water Diver con ellos. Ni más ni menos que una inmersión nocturna. Sí, sí, nocturna. Salimos a eso de las diez de la noche, y fue otra gran experiencia, quizás otro sueño cumplido, igual no un sueño tan grande como el otro, pero sin lugar a dudas, fue casi una experiencia religiosa, aunque esto, mejor te lo cuento otro día.

Por cierto, no quiero olvidar a Pedro y a Albert, con los que también compartí algún ratillo. Pedro fue mi ángel de la guarda durante la inmersión nocturna… Pero ya te he dicho que eso te lo cuento otro día.

"La posibilidad de realizar un sueño es lo que hace que la vida sea interesante." Paulo Coelho.

Que vaya bonito,

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miércoles, 28 de julio de 2010

Otra de taxis

No tengo excesivamente claro por dónde empezar, pero dicen que hay que tirarse a la piscina, así que voy a relatarte lo que ha sido la salida de casa hacia la Campus Party de Valencia. La experiencia de la Campus Party, te la contaré mañana.

A eso de las cinco y media de la mañana, ha sonado mi despertador. Vaya palo. Creo que hacía tiempo que no me fastidiaba tanto madrugar. Hay que decir, que ayer, entre unas cosas y otras, me fui a dormir tarde, pero no te explico el por qué, eso queda para mi intimidad…

He realizado esas operaciones matutinas que todos solemos hacer antes de salir de casa, o casi todos, a juzgar por algunos olores corporales que te encuentras por la calle, y más o menos a las seis y cuarto “a eme” me esperaba un taxi en la calle… Y sí, hoy, después de mucho tiempo sin contar anécdotas de taxi, la he tenido.

Aunque quizás puedas pensar que no aporta nada a la historia, apunte, Sr. Juez, que la persona que conducía el taxi era una mujer de mediana edad. Y si te doy esa información, no es porque sea un machista, que igual lo soy, si no porque me ha pegado una de las mayores chapas en mucho tiempo.

Yo estaba dormidísimo, y he cometido el error de no ponerme los cascos para escuchar música. A los cinco minutos de abordar el vehículo, al llegar a la autopista, va y me comenta que parece mentira, que todavía hay un montón de tráfico y, ay estúpido de mí, sin pensarlo siquiera, yo voy y le contesto “parece que la gente no se va de vacaciones”… Jodeeeeeeeeeeer. Bueno, a partir de ahí, ha sido algo increíble. Me ha parecido verla coger una taladradora industrial, arrancarla como si fuera una motosierra, darle gas, y empezar a taladrarme la cabeza. Que si su hijo cogerá las vacaciones pronto. Que si ella las cogerá en el mismo momento. Que si él quiere comer algo que se busque la vida. Bueno. Me ha contado de todo. Al parecer tiene el hijo que todos desearíamos tener en la vida, un chico que le dice que no quiere ayudar en casa porque no quiere perder su juventud limpiando. Entre la cara tonto que tengo, y el hecho de estar dormido, el resultado ha sido una cara de gilipollas, que no he podido verme en ningún retrovisor, pero me la imagino. Que su marido se cabrea, y que un día le va a soltar una fresca… Un guantazo le daba yo y lo echaba de casa hombre. Que resulta que el pollo tiene más de veinte años. Buenoooooo. Y a todo esto, no te creas que yo le preguntaba nada, que va… La amiga no hacía más que enlazar anécdotas familiares.

Cuando yo pensaba que ya se había terminado, volvía con otra historia. No recuerdo a qué se dedicaba su marido, pero me ha dicho que, a parte de su piso en la misma localidad en la que yo vivo, empezaron a construirse una casa no sé dónde. Al parecer, y no puedo explicarme el motivo, el constructor los dejó tirados, y el marido va haciendo cosillas en fines de semana. Jo, ahora recuerdo por qué me contaba esto, porque me había dicho que tenía una casa y sólo tenía una cama. Joder. Cuando compramos nuestro primer piso, hicimos lo mismo, pero teníamos veintipocos, y el motivo era realmente uno más justificable. La cama era para poder dormir mientras trabajaban.

Y ante semejante mansión, se quejaba de que el niño no quería ir. Vaya, me parecía increíble.

Sé que vas a pensar que soy un desconsiderado, o quizás un maleducado, pero entonces he sacado el iPod del bolsillo y he empezado a crear una nota, escribiendo tranquilamente, sin prisa, hasta que se ha dado cuenta, y se ha callado… hasta llegar a Sants, un poco antes, me mira por el retrovisor y me dice algo sobre el mal funcionamiento de un semáforo…

Yo no he podido hacer otra cosa que sonreír…

Finalmente hemos llegado y he podido bajar de ese Taxi. A ver, que no tengo nada en contra de la señora, pero, como dice una amiga mía, vaya chapa me ha dado la colega.

Mañana te cuento la experiencia en la Campus Party, antes quiero buscar el presunto vídeo que han grabado sobre la mesa redonda en la que he participado.

Que vaya bonito,

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domingo, 25 de julio de 2010

La primera vez

La primera vez siempre es especial. Una combinación de electrizantes sensaciones recorre todo tu cuerpo.

Estás ante la persona que va a estar contigo y va acompañarte en este pequeño viaje tras el cual, algo en ti cambiará. No sé si te haces más hombre (o mujer). No sé si ves las cosas de otra forma, pero una vez hayas culminado ese momento, perderás un ligero toque de inocencia ante esta aventura de la vida.

Volviendo a la combinación de sensaciones, no sabría decirte las partes para tan maravilloso cóctel, pero sí los ingredientes:

Miedo a lo desconocido. Cuando estés ahí, cara a cara, no sabes con qué te vas a encontrar. Has leído mucho, has visto alguna película, incluso te han contado miles de historias. Incluso has hecho alguna vez un intento de acercamiento a esa maravilla en tu soledad, pero llegado el momento, sientes algo de miedo.

Alegría por conseguir tan ansiado premio. Sí. Después de tanto tiempo, por fin ha llegado el momento en que vas a recoger tu premio.

Temor al fracaso. Porque nunca sabes si tu cuerpo va a responder correctamente y va a estar a la altura en todo momento.

Os miráis a los ojos, sabes que quien te va a llevar a alcanzar la cima de tu sueño tiene experiencia, aún así, sigues nervioso. Os miráis, entonces, de arriba abajo. Cada punto en la superficie de tu cuerpo es importante en un día así. Todo está perfecto.

Sonreís. Ha llegado el momento. Vas a sumergirte en una vorágine que hará que todo el vello de tu cuerpo se erice. Un subidón de adrenalina llenará tu cuerpo a borbotones. Tu corazón bombeará la sangre para que llegue allí dónde tiene que llegar para que absolutamente nada falle en ese momento.

Te guía. Te explica lo que debes hacer al principio. Con naturalidad. Con tranquilidad. Sin estrés. Si está vez no sale bien, volveremos a intentarlo, pero te asegura que saldrá perfecto.

Te lanzas. Sin miedo.

Todo va bien. La entrada ha sido correcta. Miradas de aprobación. Ha llegado el momento de bajar más. De entrar más profundo. Pero con calma. Con suavidad. Sin movimientos bruscos. De nuevo poco a poco. Exhalas un poco de aire. Como si fuera de alivio. Ya estoy dentro y ahora lo único que debo hacer, es dejarme caer para sentir la profundidad. Dejas de sudar. Sientes un frescor que recorre toda tu columna.

Por fin, cuando ya estás en el fondo, os hacéis una señal. Respiras tranquilo. Escuchas a tu cuerpo. Estás pendiente de esa persona que está enfrente tuyo. Hay que empezar a moverse… Tranquilo, sin prisas.

Compruebas tu manómetro. 200 bar. Hasta llegar a 50 queda mucho tiempo. Hay que disfrutar del paseo y empezar a realizar los ejercicios que marca el curso PADI de Open Water Diver, hasta conseguir tu título que te permita bucear con tu compañero en todos los mares de este planeta.

Que vaya bonito,

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