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miércoles, 28 de julio de 2010

Otra de taxis

No tengo excesivamente claro por dónde empezar, pero dicen que hay que tirarse a la piscina, así que voy a relatarte lo que ha sido la salida de casa hacia la Campus Party de Valencia. La experiencia de la Campus Party, te la contaré mañana.

A eso de las cinco y media de la mañana, ha sonado mi despertador. Vaya palo. Creo que hacía tiempo que no me fastidiaba tanto madrugar. Hay que decir, que ayer, entre unas cosas y otras, me fui a dormir tarde, pero no te explico el por qué, eso queda para mi intimidad…

He realizado esas operaciones matutinas que todos solemos hacer antes de salir de casa, o casi todos, a juzgar por algunos olores corporales que te encuentras por la calle, y más o menos a las seis y cuarto “a eme” me esperaba un taxi en la calle… Y sí, hoy, después de mucho tiempo sin contar anécdotas de taxi, la he tenido.

Aunque quizás puedas pensar que no aporta nada a la historia, apunte, Sr. Juez, que la persona que conducía el taxi era una mujer de mediana edad. Y si te doy esa información, no es porque sea un machista, que igual lo soy, si no porque me ha pegado una de las mayores chapas en mucho tiempo.

Yo estaba dormidísimo, y he cometido el error de no ponerme los cascos para escuchar música. A los cinco minutos de abordar el vehículo, al llegar a la autopista, va y me comenta que parece mentira, que todavía hay un montón de tráfico y, ay estúpido de mí, sin pensarlo siquiera, yo voy y le contesto “parece que la gente no se va de vacaciones”… Jodeeeeeeeeeeer. Bueno, a partir de ahí, ha sido algo increíble. Me ha parecido verla coger una taladradora industrial, arrancarla como si fuera una motosierra, darle gas, y empezar a taladrarme la cabeza. Que si su hijo cogerá las vacaciones pronto. Que si ella las cogerá en el mismo momento. Que si él quiere comer algo que se busque la vida. Bueno. Me ha contado de todo. Al parecer tiene el hijo que todos desearíamos tener en la vida, un chico que le dice que no quiere ayudar en casa porque no quiere perder su juventud limpiando. Entre la cara tonto que tengo, y el hecho de estar dormido, el resultado ha sido una cara de gilipollas, que no he podido verme en ningún retrovisor, pero me la imagino. Que su marido se cabrea, y que un día le va a soltar una fresca… Un guantazo le daba yo y lo echaba de casa hombre. Que resulta que el pollo tiene más de veinte años. Buenoooooo. Y a todo esto, no te creas que yo le preguntaba nada, que va… La amiga no hacía más que enlazar anécdotas familiares.

Cuando yo pensaba que ya se había terminado, volvía con otra historia. No recuerdo a qué se dedicaba su marido, pero me ha dicho que, a parte de su piso en la misma localidad en la que yo vivo, empezaron a construirse una casa no sé dónde. Al parecer, y no puedo explicarme el motivo, el constructor los dejó tirados, y el marido va haciendo cosillas en fines de semana. Jo, ahora recuerdo por qué me contaba esto, porque me había dicho que tenía una casa y sólo tenía una cama. Joder. Cuando compramos nuestro primer piso, hicimos lo mismo, pero teníamos veintipocos, y el motivo era realmente uno más justificable. La cama era para poder dormir mientras trabajaban.

Y ante semejante mansión, se quejaba de que el niño no quería ir. Vaya, me parecía increíble.

Sé que vas a pensar que soy un desconsiderado, o quizás un maleducado, pero entonces he sacado el iPod del bolsillo y he empezado a crear una nota, escribiendo tranquilamente, sin prisa, hasta que se ha dado cuenta, y se ha callado… hasta llegar a Sants, un poco antes, me mira por el retrovisor y me dice algo sobre el mal funcionamiento de un semáforo…

Yo no he podido hacer otra cosa que sonreír…

Finalmente hemos llegado y he podido bajar de ese Taxi. A ver, que no tengo nada en contra de la señora, pero, como dice una amiga mía, vaya chapa me ha dado la colega.

Mañana te cuento la experiencia en la Campus Party, antes quiero buscar el presunto vídeo que han grabado sobre la mesa redonda en la que he participado.

Que vaya bonito,

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