Total de páginas vistas

domingo, 26 de abril de 2009

Adieu... me lunettes

Ya está. Ya me he desecho de las gafas. Todavía no me lo puedo ni creer. Desde los 9 años con ellas y ahora, en cuestión de 30 minutos… fuera.

Tras dos días limpiándome los párpados con unas toallitas (me suena que esto es más un negocio que otra cosa), el viernes, a eso de las 10 de la mañana, estaba en la clínica.

Allí, lo primero que hicieron es darme un calmante. Después, me dieron un pequeño neceser, con cuatro botellitas de suero fisiológico, unas gafas de sol (pequeñitas, nada que ver con las que dan en otros sitios), unos protectores para dormir con ellos (luego cuento esto) y un espejito (no sé para qué). Mientras la recepcionista iba dándome estas explicaciones y un montón de papeles para firmar, iba viendo EN DIRECTO la operación del que me precedía. Me estaba entrando ya un interesante estado de acongoje (vamos, acojone).

Tras esto, y antes de que te des cuenta, una chica, que por cierto era súper simpática, te está graduando la vista (supongo que para el “antes”), quizás el punto romántico de todo esto es cuando la chica me dijo: “Puedes dejar las gafas… para siempre”. De ahí, a ponerme una bata verde, de esas que se atan por detrás y que en otras circunstancias te dejan con el culo al aire, aunque en esta ocasión, no era necesario quitarse la ropa. Un gorrito en la cabeza y… no tenían bolsitas para mis pies (calzo un 46) con lo cual me pusieron un gorro en cada pie.

Me dejaron sentado en un sillón, es más, la chica, para dejarme más cómodo, incluso me lo echó para atrás. Pensé que me iban a dejar ahí hasta que me hiciera efecto, pero que va, en seguida salió el que iba delante de mí (aquello va como churros), le dijeron que se había comportado como un campeón, y lo mandaron para fuera.

Enseguida me hicieron pasar a mí. Allí, tres personas y una camilla rígida con un molde para apoyar la cabeza y que te quede ahí, quieta (pensé que, con mi cabeza XL no me entraría, pero que va, todo perfecto).

Ahí ya empieza el agobio. Lo primero unas gotas de anestesia. Después, como tengo los ojos más secos de lo habitual, me “pincharon” unas cositas para taparme el lagrimal (el desagüe). Molestó un poquito, al ver el vídeo, entendí por qué. Tardó el amigo unos 3 minutos en ponérmelos, 240 EUR que me soplaron. Después de eso, y mediante una especie de esparadrapo, te separan los párpados. Entonces te meten un separador metálico que todavía te los separa más. Te pintan con un rotulador (en aquel momento rogaba para que no fuera el mismo con el que yo pinto los CDs, de esos permanentes) y te colocan un cacharro con el que después te rebanan la córnea, no entera, te dejan por la parte superior un trocito sin cortar. En el primer ojo que me hicieron esto, te aseguro que noté un pinchazo en el ojo. No es un dolor infernal, pero no me lo esperaba. No esperaba absolutamente nada de dolor. Separan la córnea, es decir, la abren como si fuera una puerta, te pasan una especie de bastoncillo para quitar algo (no sé qué será) y empieza el baile. Durante unos segundos, vas notando un cierto olor a quemado. En ese momento esperas que el que te lo está haciendo no se haya tomado un carajillo esa mañana, ni que esté de mal humor… ni que te haya echado mal de ojo.

Una vez acaban, te vuelven a poner en su sitio la córnea, mediante un tubito metálico que no para de echar líquido. Te lo apañan bien con una espatulita y fuera… ya está.

El segundo ojo, más de lo mismo, aunque en éste no sentí ningún dolor (supongo que la anestesia me había hecho ya más efecto).

Tengo el vídeo. Pero creo que es algo desagradable. De todas formas, si alguien tiene curiosidad, lo podría colgar en internet. De cualquier forma, lo llevo en mi iPod.

Me dejaron salir para dejar entrar a otra persona que ya estaba allí preparada. Veía todo nublado. Estuve unos 15 minutos sentado y volvieron a graduarme la vista. Me dijeron que todo estaba muy bien. Así que me fui para casa con mi mujer.

A partir de ahí, 2 tipos de gotas diferentes cada 2 horas (ahora ya 3 veces al día) y suero fisiológico a chorro cada vez que lo necesito. Un complejo vitamínico y a esperar.

Lo de los protectores para dormir es, si más no, sorprendente. Son un par de piezas de plástico con la forma del ojo. Tiene unos agujeros en la parte central que entiendo sirven para la correcta entrada de aire. Cuando te los dan, te dicen que te pongas cada uno en un ojo y, aguanta, que te los sujetes como buenamente puedas (te dan un rollito de esparadrapo. No hay más explicaciones. Yo me pongo un trozo vertical en cada uno y a correr. De momento aguanta. A mí, estos cacharritos me suenan a alguna película de terror, no se por qué, pero me recuerdan a la máscara de hokey que algún personaje famoso de una de estas películas (no se si era Jason en Viernes 13). Seguramente, nada que ver, pero el primer impacto fue ese.

El fin de semana ha sido de reposo.

Realmente estoy contento, pero más contento estoy con mis gafas Rayban. Nunca me compré unas así, y lo hice el viernes, en el aeropuerto de Gatwyck. Sé que cuando llegue a Horsham, más de uno me dirá que son gafas de macarra, pero a mí me da igual. Son las que me gustan. Igual es que soy un macarra.

Ya te contaré como me va dentro de una semana, pero seguro que perfecto.

Se pueden elegir las palabras, pero no la forma de mirar.” Anónimo

Buenas noches y buena suerte,

àlex

2 comentarios:

  1. Yo sigo "acongojao" tio... no sé... mañana si acaso me lo pintas más bonito y, ni por asomo, me enseñes el video en tu vida... :D

    Igual algún día me atrevo. De momento, mu contento con mis gafas nuevas, hasta me han dicho que estoy guapo con ellas... el amor... sé que me están mintiendo... :)

    ResponderEliminar
  2. Aaaaa l'amour...

    Por si te decides, el vídeo está en http://www.youtube.com/watch?v=07aHWr8SpJk

    XD

    ResponderEliminar