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viernes, 30 de octubre de 2009

Mala semana con posible final feliz

Casi con toda seguridad, ni te habrás enterado. Si has compartido estos días conmigo, me habrás visto, más o menos como siempre. Algún momento bajo, pero sin grandes explicaciones del por qué.

Esta ha sido, con diferencia, la peor de mis semanas desde enero. La coincidencia ha sido la llegada a Madrid, aunque puedo asegurar sin ningún tipo de duda, que no ha tenido nada que ver.

No he dormido. Me he dejado, sin saber cómo, cerca de dos kilos allí. Otra vez. Los nervios. La tensión. Y esta vez nada profesional.

Pero si la semana ha sido el momento de las ponencias, en que mi mente ha expuesto al jurado todas valoraciones y balances sobre aquello que me atormentaba, ayer viernes fue el día de las deliberaciones.

De momento, puedo decir que todo tiene un aspecto mejor. De hecho, si te sirve de algo, esta noche he dormido como un tronco. He dormido como hacía tiempo que no lo hacía. Sin ayudas. Sin... Bueno, ya me entiendes.

He tenido un par de amigos que me han soportado y han estado ahí, aún cuando estaba de lo más insoportable, cuando estaba perdido y no sabía a qué tabla agarrarme.

Por lo demás, la semana ha sido una más de trabajo, aunque me he reencontrado con compañeros que hacía tiempo que no veía. Reconozco que tampoco me he puesto a hacer relaciones públicas y me he mantenido fiel a los mismos compañeros/amigos que ya tenía desde Londres. No creo que en ese sentido mi círculo vaya a aumentar demasiado, creo que los que ya están, son los que son.

El mejor día, sin lugar a dudas, fue el jueves. Salí por Madrid. Me llevaron a cenar y luego a tomar unas copas. Algo totalmente desenfadado, sin responsabilidades, sin compromisos, sin que nadie esperara nada de nadie. Sencillamente, compartir un buen rato, reírse, alguna que otra confidencia. Algo fantástico. Reconozco que hacía mucho tiempo que no estaba tan bien y tan relajado como lo estuve esa noche. Desde aquí, gracias. Espero que repitamos...

Salimos a cenar a un lugar del que ni siquiera recuerdo el nombre. Lo único que sé es que está por el barrio de la Latina. Allí, una rosca de pan con jamón y unas cervezas. Después, tras intentar entrar en un local abarrotado, tuvimos que irnos a la calle Huertas. Piensa que en todo aquello era mi primera vez... No conocía nada. Allí fuimos a un local llamado "El imperfecto". Nos tomamos unos mojitos y unas caipiroskas que, por otro lado, nunca había probado.

Ahora, lo único que espero, es que todo vaya por el buen camino. Que cada uno de nosotros esté donde le toca estar, incluyéndome a mí.

Que pases un buen fin de semana. Yo espero hacerlo. Dicen que después de una gran tormenta, siempre viene una plácida calma...

Al final, lo más importante, lo que siempre queda, es la amistad... Hay que cuidarla.

Siempre a tu lado...

àlex

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