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jueves, 15 de octubre de 2009

Espacio vital

Me estoy dando cuenta de que algunas cosas no son tal y como yo había pensado hasta ahora. Ni siquiera yo soy de la forma de la que siempre me he sentido tan orgulloso.

La honestidad no se puede mantener a cualquier precio. Lo de "brutalmente honesto", tan bonito en las series de televisión, al final se vuelve en tu contra y llega el momento en que no puedes serlo.

Tus sentimientos te traicionan y eres incapaz de decir aquello por lo que siempre has abogado. No puedes mostrarte tal y como te gustaría porque sabes que vas a hacer daño a alguien a quien, de algún modo, aprecias.

No me malinterpretes. Puede que estés leyendo esto y estés pensando en ti. No lo sé, quizás eres tú, pero ahora mismo es difícil que lo sepas.

El otro día me enfrentaba al horroroso momento de tener que dar una noticia que no era buena, ahora me enfrento a algo mucho peor.

Estar aquí tanto tiempo está haciendo que lo peor de mi aflore. Fantasmas que creía haber dejado anclados en el pasado están volviendo a aparecer. Vuelvo otra vez a las andadas, y no puedo evitarlo. Es así.

Odio las obligaciones con las personas. Aquello que hago, es por devoción. No soporto los compromisos más allá de los que yo quiero. No me gusta que me impongan absolutamente nada... ni a nadie.

Se me vuelve a hacer complicado moverme con libertad. Parece que cualquier paso que dé, tengo que consultarlo, o bien debo invitar a otras personas que se sienten con el absoluto derecho a estar también ahí.

Aquí, en Horsham, ya no me apetece estar con tanta gente. Creo que las personas con las que realmente me apetece compartir una cena o una cerveza, se pueden contar con los dedos de la mano. Pero, al parecer, es imposible. Siempre tiene que haber alguien más con quien no me apetece estar. No hay que buscarle muchas explicaciones, sencillamente, no me apetece. Quizás, las personas con las que a mí si que me apetece estar, sí que quieren estar con el resto. Quizás es una simple cuestión de buenas formas.

Me vuelve a suceder. Vuelvo a cansarme de las personas. Quizás es demasiado tiempo aquí. La sensación de dependencia. La sensación de compromiso. La sensación de ahogo.

Debería sincerarme con la gente, pero no sé como le puedes decir a alguien una cosa así sin hacerle sentir mal. Como puedes decirle a alguien que, sin intención alguna, necesitas descansar, necesitas ausentarte durante un ratito, quizás demasiado largo, y encontrar un espacio que te pertenece.

Lo sabes. Creo en la amistad, en la honestidad y en la lealtad, pero me he dado cuenta de que incluso eso puede romperse. Los matrimonios se rompen. Algunos, tan solo necesitan darse un tiempo para volver a estar juntos con energías renovadas.

Yo sólo quiero poder recuperar mi libertad de hacer aquello que me apetezca, sin hacer daño a nadie, y de poder estar con aquellas personas con las que me apetece... si ellos quieren, sin tener la sensación de que estás haciendo algo mal cuando no es así.

Me gustaría poder pensar que me queda poco tiempo en esta isla, pero ya me he despedido tantas veces, que me da miedo pensar que igual, la próxima, es la última semana.

Si has leído esto, y te has visto claramente en mis letras, no te agobies, ni te enfades, ni me retires el saludo... Debemos quedarnos siempre con los buenos momentos. Otra cosa que he aprendido aquí es que existen las segundas oportunidades, algo en lo que yo no creía, y que aquello que muchas veces parece roto y sin solución, se arregla sencillamente con el tiempo.

Buenas noches y buena suerte,

àlex

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