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domingo, 25 de octubre de 2009

Vamos por sensaciones...

Estoy preparándome la maleta. Al final, me voy a llevar la grande. He metido la ropa de deporte. Mis bambas (o deportivas) para correr. Quiero aprovechar el gimnasio del hotel, ya que esta semana espero poder salir a horas razonables. Creo que mi cuerpo ya no aguanta más.

La semana pasada fue una auténtica descarga de sensaciones. Todas personales. Creo que llega un momento que es totalmente estúpido separar entre lo profesional y lo personal, porque lo uno se convierte en lo otro sin que puedas hacer nada para evitarlo.

Las sensaciones me están diciendo cosas muy dispares. La más clara, me está enviando una señal inequívoca. Tengo que parar. Tengo que respirar. Tengo que mirar hacia todos lados. Hacia la izquierda y hacia la derecha. Incluso arriba y abajo. Tengo que sentir mi respiración otra vez. Tengo que recuperar mi idiosincrasia. Esa que he perdido en los últimos dos meses.

Otras sensaciones repetidas. Esta vez no soy capaz de identificarlas correctamente. Cuando ya te ha pasado una vez, procuras no repetir, tienes claro que es mejor no moverte. Cuando el peligro acecha, lo mejor, en algunos casos, es quedarte quieto y no hacer nada. Esperar que pase de largo. Esperar que no te ataque otra vez. Silencio.

Esta semana empiezo un nuevo capítulo en este blog. Me voy a Madrid. Te lo había dicho. No lo tenía claro del todo. Creo que sigo esperando a estas horas la llamada del gobernador con el cambio de planes, el indulto en las películas americanas sobre la pena de muerte. En cualquier momento me envían de nuevo a Horsham.

Sigo sin ver claro el futuro. Sigo sin estar muy seguro de lo que me va a pasar ahí fuera. Me gustaría poder quedarme aquí en casa. Sin salir. En la seguridad que te da estar con los tuyos.

Sé que no es posible. Sé que tendré que lidiar con los riesgos del día a día. Sé perfectamente que las cosas hay que afrontarlas tal y como vienen. De frente. Sin temor.

Necesito dormir. Otra vez no lo hago. Ahora por motivos distintos a los que me abocaron a una situación similar hace unos meses. Al menos, esta vez, mi cabeza sigue en su sitio.

Seguro que te estás preguntando por la boda. Por cómo habrán ido las palabras que tuve que pronunciar. Tranquilo. Esta semana lo cuelgo todo aquí.

Buenas noches, y buena suerte...

àlex

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