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viernes, 11 de diciembre de 2009

Emociones intensas

Estoy acabando de consumir 24 horas de emociones intensas e inesperadas. Estoy seguro que me espera la mejor al llegar a casa. Tengo muchas ganas de abrazar a mis hijos. Tengo muchas ganas de abrazar a mi mujer. Las luces que iluminan cada día de retorno mi pista de aterrizaje. Las luces que hacen que siempre lleve la dirección correcta y que me dan motivos suficientes para luchar en esta guerra que es la vida. Son tan complicadas las cosas. Se piensa tan diferente cuando tienes aquello a lo que más quieres tan lejos de ti…

Pero hoy no voy a escribir sobre ellos. Voy a escribir sobre tres personas con las que he compartido los últimos meses… el último año. Voy a escribir sobre tres amigas que han hecho de las últimas 48 horas un sinfín de emociones, en las que he tenido que luchar en algún momento para no llorar.

Ayer salimos a cenar. Intentamos irnos pronto del trabajo. Éramos unos 8. Pero ahí estaban ellas tres. Cenamos de nuevo en el español (nos quedamos en Horsham). A fin de cuentas, era una celebración de cumpleaños. Allí empezó la noche. Debo reconocer que al final fuimos más de los que yo hubiera querido, pero tampoco era plan de abandonar a su suerte a alguno. Debo reconocer que eso hizo que yo me adormeciera un poco al principio. Quizás no me encontraba a gusto. Ya sabes que para esas cosas suelo ser bastante radical. Y que conste que nadie me había dicho nada. En todo momento la opción de las personas que debían venir era mía. Yo elegía. Pero, repito, no era plan. Además, todo parece indicar que yo dejaré esta isla en breve y ellos continuarán juntos.

La cena estuvo bien. Un par de sangrías, unos choricitos a la riojana, unos pinchos de tortilla (alguien tuvo que repetir hasta la saciedad que estaba recalentada), albóndigas (alguien repitió hasta el aburrimiento que eran de lata), croquetas de jamón, sardinas (este F. no tiene desperdicio) … Algunas cosillas más. Al final, café y un trozo de pastel sobre el que muy amablemente dispusieron unas velas para cantarme un “feliz cumpleaños” muy emotivo.

Salimos del restaurante (gracias X. por tu SMS, te eché mucho de menos) a eso de las 11 de la noche y nos fuimos a un bar que hay allí cerca. Música en directo. Unas copas. Una señora ya bastante madura dándome dos palmadas donde la espalda pierde su buen nombre (uff que miedo). Estuvo muy bien.

El siguiente paso fue la discoteca “de olor a pies”. Un lugar que no te deja indiferente. Y no lo hace por su olor, su moqueta en la que te quedas pegado, su barra dónde las inglesas (y algún inglés borracho) hacen sus pinitos como gogos, su “punching ball”. Había globos amarillos y negros con una carita sonriente. Me ataron una a la muñeca… Un buen rato con él. Bailamos y nos reímos otro buen rato.

A eso de las 2 decidimos dar por finalizada la noche. Me fui con ellas 3 al hotel en Crawley, el Arora. Estamos allí. Nos recogió un taxista en un monovolumen. Fue, sin duda, mi mejor viaje en taxi en todo este tiempo. El conductor era más bien un disc-jockey. Qué música. Tranquila. Buena. De la de toda la vida. De la que no pasa de moda. La noche fría estaba ahí fuera. Y nosotros cuatro sentados en el coche. En silencio. Escuchando la música. Yo delante. Ellas detrás. Disfruté del regreso al hotel. Magnífico.
Allí nos dimos las buenas noches. Todos a dormir. Hasta el día siguiente. Hoy.

Por la mañana hemos desayunado juntos. Más felicitaciones. Más sonrisas. Empezaba un día sensiblero. El teléfono no ha parado. Mi facebook ha echado humo. Mensajes por correo electrónico…

A eso de las 11 de la mañana, con una maniobra casi perfecta, nos hemos ido a tomar café y no me he dado cuenta de nada de lo que estaban haciendo. Han ido llegando todos… y ellas… una por una… Mucho trabajo, he pensado. Yo tampoco tenía una mañana fácil. Quizás ha sido de las más intensas. Un fuego. Había que apagarlo.

Un 3 y un 8 han coronado una “Chocolate Muffin”. Las he soplado dos veces. Dos canciones de felicitación. Más emoción. Al rato nos hemos bajado. Todos. Algo extraño. Algo me olía. Un inglés ha salido de la sala en la que estamos. A la que nos disponíamos a entrar. Me ha deseado feliz cumpleaños. Ay!

En mi silla, dos globos enormes. De nuevo un 3 y un 8. Y una postal. Una postal que esas tres personas me han dedicado. Bueno. Ahí ya he tenido que hacerle el puro machote. He hecho todo lo posible para reprimir las emociones. Unas emociones que se mezclan con la pronta despedida. Vienen tiempos buenos, pero tienen su parte de sacrificio…

Lo que viene después te lo puedes imaginar. A las 3, me han atado los globos a la maleta. He tenido que ir con ellos hasta el aeropuerto. Me han sonreído. Me han felicitado. Incluso unas chicas me han gritado un “Eighteen” muy sonoro, al que he contestado con otro sonoro “thanks” y luego se han dado cuenta de que cumplía 20 más y se han asustado…

Para acabar la fiesta, ya en el aeropuerto, hemos abierto los globos y… el helio… nuestras cuerdas vocales… Vamos, que F. y yo hemos hecho un poco el payaso… Hemos reído otro buen rato.

En un rato estaré en mi casa. Y las emociones se van a transformar. Vuelvo para estar con las personas a las que más quiero.

Ana, Irene, María… Estoy seguro de que vais a hacer que el último día en que esté en el proyecto, se convierta en uno de los más duros de mi vida. Estos últimos meses en esta puñetera isla hubieran sido un auténtico infierno si tres ángeles como vosotras no hubierais estado ahí. Y entre ayer y hoy me habéis hecho sentir como en el cielo… No voy a escribir nada más. Ya lo hemos hablado.

Y, bueno, aunque no has podido estar hoy, sería un error no mencionarte aquí. Miriam, tú también te has convertido en una buena amiga durante este tiempo… y mi confidente, claro…

Hoy os dedico la entrada a las cuatro. Con todo mi cariño.

Un beso… y que vaya muy bonito.

àlex

2 comentarios:

  1. Para mi tambien va a ser dificil hacerme a la idea de que te vas... solo puedo decir que sin duda te echaré de menos por ahí arriba...

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  2. Siempre he estado seguro de que esto es como estas discotecas al aire libre con varias carpas. Nos vamos moviendo de una a otra, y siempre volvemos a encontrarnos...

    Seguro...

    Gracias, seas quien seas...

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