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domingo, 8 de noviembre de 2009

Workaholic

Mi primer periplo por Madrid ha finalizado de forma un tanto brusca. Qué vamos a hacerle, ¿no?

Las cosas son así, tampoco vamos a rasgarnos ahora las vestiduras, pero joder como escuece. Tenía ganas de estar un tiempo en España después de algo más de 9 meses desplazado en aquella isla... Ya me entiendes.

Esta ha sido una semana rara, muy rara. Hemos tenido de todo. Problemas profesionales, personales. Grandes conflictos. Algunos encubiertos. Otros que no lo son tanto. Me he tirado todo el fin de semana trabajando.

Qué grande la tecnología. Estoy superado por ella. Volviendo en el AVE, en vez de echarme una buena siesta, vine trabajando gracias a una tarjeta 3G que permitía a mi portátil conectarse con el trabajo para continuar y así no perder ni un minuto más de lo necesario. Creo que lo dijo Einstein, que nuestra tecnología ha superado a nuestra humanidad... es cierto. De esto te hablaré otro día. Me dedico a la tecnología. Ya sabes...

Peeeeeero, al menos me he comido mi bocata de calamares en Madrid. Nunca me había comido uno. Algo tan famoso. No podía ni quería perder esta oportunidad, así que le dije a mis amigos de la capital que el jueves quería ir a cenar tan digno manjar. Dicho y hecho, aún a pesar de algunas "molestias físicas", me llevaron.

Creo que se merece la fama que tiene. Me encantó. Un bocata y una cerveza enorme compartida. Eramos 4. Todos trabajamos juntos. Después ya nos fuimos a tomar unas caipirinhas. Bueno, eso yo, ellos se tomaron algún "sex on the beach" y algún Daikiri de limón.

Salimos tarde a cenar. Creo que empezábamos a las diez treinta, con lo que te puedes imaginar que acabamos tarde.

Esta situación se está haciendo un tanto complicada para mí. Creo que la vida es demasiado injusta. Nunca encontramos tan anhelado equilibrio. Yo, al menos, no lo tengo. Quizás no estoy en mi mejor momento. Quizás el trabajo está absorbiendo el resto de mi vida. Quizás, al final, sólo me quede el trabajo. Creo que hay un término inglés que hace referencia a lo que me está sucediendo "Workaholic". Algo parecido a una dependencia del trabajo. A ver que pasa.

Por cierto. Hoy quiero enviar un grande y entrañable abrazo a mi gran amigo Xavi, sí, hoy pongo su nombre. Ya lo había hecho. Así que nadie puede extrañarse.

Esta semana tengo un intento de fiesta tanto el lunes como el martes. A ver qué tal. El miércoles, vuelta a Horsham, vuelta a Londres. Te cuento.

Que vaya bonito,

àlex

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