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martes, 10 de marzo de 2009

Lunes de viaje

Los lunes son malos días, eso no es un topicazo gratuito, lo sabemos todos. Seguramente habrá personas que tendrán su propio lunes representado por cualquier otro día de la semana, pero creo que la definición de lunes, es la buena para la inmensa mayoría de mortales.

Aproximadamente a las 6:20am, he llegado al aeropuerto. Había cogido el día anterior la tarjeta de embarque por internet, con lo cual, había elegido un buen asiento, pasillo, como a mi me gusta.
Una vez facturada la maleta, si, yo soy de los que la factura, y encomendándome al Dios Baco para que no le pasara nada (llevaba una botella de vino para la cena de mañana, que espero contar cuando acabe) he emprendido el camino hacia el control de seguridad que hay justo a la altura del caballo de Botero que hay en el aeropuerto. Ni que decir tiene, que estos viajes no los hago solo, pero, en aras del anonimato, voy a mantener en el anonimato a la persona con la que comparto esos ratos.

Al ver que la cola llegaba hasta la escalera (cada lunes va creciendo), hemos decidido a intentar otro camino alternativo y buscar otro de los controles. Cuando hemos llegado, creo que era incluso peor que el primero. Arcos, tienen muchos, pero abiertos.... bueno, sólo tenían uno cuando hemos llegado allí. Entre los gritos de una mujer bajita y morena, que llevaba guantes blancos, y en los que decía "Quítense relojes, cinturones, objetos metálicos... así iremos más deprisa" y los de mi hermano (quedo con él todos los lunes por la mañana en el aeropuerto) cachondeándose de la situación, hemos podido ver como abrían otro de los arcos... A las 6:30, hora en la que entendemos que se iniciaba un turno de trabajo. Con eso, pues parecía que la cosa iba un poco más rápida, aunque tampoco es que sea para tirar cohetes, pero el resto del personal estaba en la otra cola, con lo cual hemos podido pasar más o menos rápido (por cierto, alguno no se ha quitado ni el cinturón... y no ha pitado).

En el Aeropuerto de Heathrow, hay unas 5 personas por arco, y tienen varios abiertos, pero los 5 que hay se lo toman con tanta calma que va igual o peor que en Barcelona.

Una vez superado el primer escollo (el control de seguridad), nos hemos ido a tomar un cortado, el primero de la mañana, tras el cual, nos hemos ido ya hacia el control de pasaporte (el primero) para poder embarcar en el avión.

Al llegar, ya había una cola enorme de gente para poder entrar al avión. Pasado un nuevo control de pasaporte (¿alguien lo entiende?) nos hemos dirigido a la puerta del avión. No había mucha cola, hemos entrado y hemos llegado hasta nuestros asientos. Inexplicablemente, en los baúles que hay sobre los asientos, ya no quedaba casi sitio para poder dejar nuestros portátiles y nuestras chaquetas. Tras hacer un poco de sitio, finalmente hemos podido depositar nuestras pertenencias en su sitio y nos hemos sentado... Madre mía, no me había dado cuenta que, justo en el asiento central, había un chaval de unos veintipico años y que hacía como dos como yo de ancho (bueno, yo, delgado, delgado, tampoco estoy). Cuando me he ido a sentar, he visto que el amigo no podía ni juntar los brazos y que llevaba uno de ellos en mi asiento. Pintaba bien la cosa.

La gente ha ido entrando, y es un auténtico paso de la Semana Santa de Sevilla. Todos entran con el kit "putea-resto-pasajeros", es decir, la maleta de mano, el portátil en su mochila y, en algunos casos, un bolsito. A esos tres elementos, hay que añadir el abrigo/chaqueta. Claro, ante la invasión de maletas, la tripulación empieza a sudar de lo lindo y no sabe ni dónde meterlas, con el tiempo de retraso que ello conlleva. Ha habido un momento que una "auxiliar de vuelo" (creo que ya no se les puede llamar azafatas), ha sacado nuestras chaquetas - que estaban bien dobladitas y bien colocaditas - para ver si podía meter una maleta en su sitio. Yo, he cogido rápidamente mi chaqueta, no me he fiado ni un pelo. Cuando ha visto que no podía meter la maleta, entonces ha intentado poner de nuevo la chaqueta, pero de cualquier manera, con lo que ya me he cabreado, me he levantado y le he dicho que por favor lo dejara estar. Por supuesto, las chaquetas las he vuelto a guardar yo.

20 minutos después de la hora planificada para la salida, y después de haber puesto maletas hasta bajo el asiento del piloto, han cerrado los baúles y se han dispuesto a despegar. Justo en el mejor momento, el del despegue, uno de los armarios que teníamos delante, se ha abierto y le ha dado un golpe a mi compañero de viaje, que ha estado aguantando la puerta con el pie un rato para que dejara de dar golpes.

El resto, ya te lo puedes imaginar, yo, que no sabía ni como ponerme en el asiento porque el colega, que por cierto no se había quitado ni la chaqueta de montaña ni el gorro de lana, invadía mi espacio vital. He salido del avión con su codo marcado en mis costillas. Mientras tanto, mi compañero, tan feliz, durmiendo a pierna suelta y casi babeando con la boca abierta... tanto, que si no fuera porque me ha pillado la azafata, le hubiera dado un golpe en la nariz, como aquellos usados para lanzar las chapas en el juego de las ídem, que hubiera alucinado...

Después, llegar al aeropuerto, esperar a que bajen primero los señores de clase Business, subirse al autobús, y caminar como 20 minutos (con otro nuevo control de pasaportes en el "UK Border" y, justo cuando pasábamos por delante de la salida de maletas, la nuestra ya estaba allí. Que me expliquen los que no facturan, que han ganado... perder 20 minutos????

El resto del día, bien, con trabajo, ameno... Hasta la cena, hemos ido al Cross Keys, a comer una hamburguesa (los lunes suelen ser malos días). Estaba malísima, además, me he pedido una pepsi y estaba horrible, de esas que te ponen usando una manguera... fatal. Entre la comida, unos comentarios sobre los catalanes y otros sobre "el pasado", me he rallado un montón, me he salido de la conversación y eso produce lo que me pasa más a menudo de lo que que a mi me gustaría, me aburro, me pongo de mal humor, y se me acaba de fastidiar la noche. No es culpa de nadie, pero son cosas que me pasan.

Por cierto, se que seguramente esto ya no te interesa, pero la semana pasada se cumplió un hito en mi vida. Llevo más tiempo con mi compañera de viaje (mi mujer) que sólo. Algo de lo que sentirse muy orgulloso.

Pues nada, creo que voy a acabar aquí. Voy a mirar mi Abadía en el juego por internet de un muy buen amigo y a ver si puedo dormirme temprano que mañana será otro día.

Y a los que también hayáis empezado la semana con mal pie, sólo una cosa:

"Si la vida te da la espalda... tócale el culo"

Buenas noches y buena suerte.

àlex

1 comentario:

  1. Lo siento pero no he sido capaz de leerme todo lo del vuelo, aunque reconozco que no es por vaguería, sino porque la cabeza me duele horrores...

    Eso sí, quería decirte que me ha gustado mucho el comentario de tu "hito" y creo que haces genial en estar orgulloso, porque es para ello. Me has emocionado, joe!! :-)

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