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domingo, 30 de agosto de 2009

Prêt-à-porter

No recuerdo exactamente si fue el martes o el miércoles por la noche, posiblemente fue el martes.

Salimos tarde, a eso de las diez de la noche. No habíamos cenado nada. De los cuatro que estamos juntos en la misma sala, dos se habían ido un par de horas antes a cenar a uno de los apartamentos. Nosotros dos, no teníamos ni idea de qué hacer.

Les llamamos a ver si tenían alguna pizza en el congelador, pero no, se lo habían ventilado todo.

Decidimos ir a un Pizza Express de la calle East, cerquita del otro apartamento, dónde estaban ellos dos cenando.

Al llegar allí, y todavía sin ver a la famosa Brasileña de la que todos los tíos hablan, veo que mi acompañante se pone a hablar en español con una chica de color. A ver, que nadie me malinterprete, pero, estando en un pueblecito como aquel, una persona que no posee los típicos rasgos españoles, hablando español de España... se me hacía más que raro.

Resultó ser de Alcalá de Henares. Fíjate tú. El mundo es un pañuelo... lleno de mocos, desgraciadamente.

Casi nos da con la puerta en las narices. Le preguntó al cocinero. Parecía que habían cerrado. Por suerte, la persona con la que yo iba allí, era del sexo femenino. El cocinero la vio a ella en vez de a mí. Accedió a prepararnos un par de pizzas.

Mientras las preparaban, aquella chica nos comentó que no fuéramos a comer al Prezzo. El italiano en que hemos comido tantas y tantas veces, ya que, al parecer, el cocinero es algo más que un cochino, vamos, que el tío, por lo que contaba, es más guarro que los patos, que se cagan en su propia agua.

Te puedes imaginar la cara que se nos quedó a nosotros, aunque al final piensas que lo que no mata engorda (bueno, supongo que por eso estoy yo así). Total, al final lo meten todo en el horno y el fuego purifica, ¿no?

Estuvimos hablando de otras cosas. Lo típico, del tiempo que llevábamos allí, del clima, de si lo estábamos pasando bien. También nos comentó que la fiesta está en Brighton, un lugar al que los publicitarios ingleses llaman "la nueva Barcelona". Una ciudad costera. No creo que vayamos. Problemas de transporte.

Pero, después de todo este rollo que te he soltado, me doy cuenta de que la entrada de hoy no iba de esto. Hoy quería comentarte lo horteras que pueden llegar a ser algunasmujeres inglesas (bueno, y los hombres). Lo de algunas es porque no me gusta generalizar, no se debe meter a todo el mundo en el mismo saco. De cualquier forma, viendo a la Reina Madre vistiendo, tampoco se les puede pedir mucho al respecto.

Los zapatos normalmente son algo escandaloso. A mi me recuerdan a los que llevaban las hermanas Gilda. Igual eres muy joven y no sabes ni quienes son. Es igual. A lo que vamos. Los zapatos, con colores chillones, modelitos imposibles, taconazos... Algunas no saben ni andar con ellos. Y cuando van a trabajar... van con su traje chaqueta (las que lo llevan) y unas bambas/deportivas/playeras en los pies. En la oficina se cambian. Se ponen taconazo. Las bambas debajo de la mesa. Sublime...

Faldas que o se pasan o no llegan. Como las de mi abuela o las que se vienen siendo cinturones anchos, de aquellos que puedes adivinar... Nada, que no somos unos mirones. ¿Por quién me has tomado?

Camisas con volantes, con chaquetas que parece que las hayan sacado del rastro.

Maquillaje como el que venden para las niñas pequeñas. Además, parece que exactamente las haya maquillado una niña o alguien en un camión antiguo sobre un camino de montaña lleno de baches. Color rojo en los labios. Color rojo en los mofletes. Base blanca... A mí me recuerdan a aquellas muñecas antiguas de porcelana que tenía mi abuela encima de la cama. Me daban auténtico miedo.

¡Ah! ¿Te he hablado del peinado? Imagínatelo... Es la guinda para el pastel.

¿Recuerdas "El silencio de los corderos"? Sir. Anthony Hopkins le contaba a una jovencísima y asustada Jodie Foster, cómo imaginaba él su adolescencia sólo con verle la ropa y el maquillaje "barato". Le explicaba como él estaba seguro que ella se dejaba meter mano por los granjeros... ¿Caes ahora? Bueno, quizás no era exactamente así, pero te puedes hacer una idea viendo esa escena, con aquellos colores tan pálidos de la versión original.

Es domingo. Me voy por ahí. Me estoy enganchando demasiado a esto de escribir. Y no tengo muy claro lo que escribo.

Atentos esta semana, igual me decido a publicar un texto que escribí allá por el mes de abril y que nunca me atreví a hacerlo.

Adios... Clarice,

àlex

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