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lunes, 31 de agosto de 2009

El riesgo de salir a la calle

En ocasiones, nuestra mente nos dice que debemos levantarnos un domingo por la tarde, y salir a dar un paseo. Nuestro cuerpo nos dice lo contrario.

Te encuentras tirado en el sofá. Con la ropa de estar por casa. Esa ropa que igual incluso te avergüenzas de ella. Una ropa que si la llevas puesta, y alguien llama a la puerta, lo primero que piensas es "Dios, y yo con estas pintas". Una ropa que, si te da tiempo, te cambias si el timbrazo ha sido en la portería y no en la puerta de casa.

A lo que vamos. Estás sumido en el sopor. Surfeando los canales de TV. Los treintaitantos que tenemos en el TDT. Nada bueno. Rollos. Programas horribles. Películas infumables.

Alonso tiene su enésimo problema con sus mecánicos. Todos esperamos a ver que pasa en Idianápolis con el motociclismo. Nada más. Encima, te enteras de que hay un nuevo partido de la selección española de baloncesto justo 5 minutos después de que haya acabado.

Sales.

Te vas a la calle. Con la familia.

Te sientas en un parque. Ves como los niños juegan. Se lo pasan bien. Otros, un poco más lejos, están haciendo relaciones públicas gracias a perros de diseño. Perros que hace unos años ni siquiera veías por la calle. Perros que te hacen recordar a Torrente II, con Gabino Diego, aquel perro al que llaman Franco. Recuerdas cuando Gabino Diego dice aquello de "Franco a muerto", con pena, con sufrimiento.

Entonces recuerdas aquellas imágenes en blanco y negro. Aquel señor de pelo blanco que salía en aquella pantalla metida en una caja de madera, aquel aparato que sólo tenía UHF y VHF. Tú igual no las has visto más que en un museo o en la serie Cuéntame, una serie que ya no sé ni cuantos años ha estado en antena. Una serie que nos ha permitido ver a un niño hacerse un hombre. Un niño que vivió el final de una época y la transición, para acabar con la democracia... No sé hasta dónde llegarán estos de la tele.

Yo vi aquellos aparatos. En casa recuerdo había una. Era muy pequeño. Sí, no quiero bromas con eso, que era muy pequeño. Entonces, te ponías malo, y no tenías nada que ver por la mañana. Te quedabas en la cama. Con tu fiebre. Tú y tu fiebre. Sin nada más. En la caja tonta, a lo sumo, la carta de ajuste.

De cualquier forma, que me lío. Me lío y se me va la pelota.

Al riesgo al que me refiero no es ese. El riesgo al que me refiero es ver a esos grupitos en el parque. Esos grupitos con los perros. O sin perros. Grupitos que los escuchas y se te cae el alma a los pies. Unos contando historias para ver quien se lleva el gato al agua... bueno, el gato, o a la rubia del galgo afgano. Mientras, el otro grupo, haciendo un traje a alguien. Criticando. Que mira esa. Que mira lo que ha hecho. Que mira con quien va. Jodeeeeer.

Mientras, uno que pasa haciendo lo que ahora se viene llamando jogging. Vamos, que pasa corriendo. Con bastantes quilos de más, como yo, con la cinta en el pelo... no, como yo no, no me pongo esas cintas en la cabeza para ir a correr. Esos tíos que parece que en algún momento van a echar el hígado por la boca.

Por el otro lado una pareja de ancianos. Paseando de la mano. Eso sí que te alegra el día. Yo quiero llegar a eso. Quiero hacerme mayor al lado de mi compañera de viaje. Seguir tan enamorados dentro de una porrada de años y seguir paseando de la mano, tomando el sol, cuidándonos el uno al otro.

Bueno, voy a dejar esta pausa del mediodía y me voy a poner otra vez con mi trabajo. Que para eso me pagan. Ya sabes, el trabajo es salud...

Espero que, estés haciendo lo que estés haciendo, lo estés disfrutando, y te estés evitando ciertos riesgos.

Si vuelves de vacaciones hoy, vigila en la carretera, ya van 378. Un riesgo salir de vacaciones. Un viaje con inicio feliz, lleno de ilusiones... que puede acabar de la peor de las maneras.

Como dirían en Hill Street blues:

"Tengan cuidado ahí fuera"

àlex

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