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jueves, 2 de julio de 2009

Que el peor momento sea como éste

Es un hecho. Uno de los mayores placeres de la vida, es sentarse con unos cuantos amigos una noche de verano, y compartir un par de cervezas heladas. Si a eso le sumas una buena cena, unas risas y una copita digestiva de final de fiesta, se convierte en un buen momento.

Anoche, sin planificarlo demasiado, nos juntamos 6 en el piso para cenar. Tampoco es que hiciéramos nada muy elaborado. Unas gambitas al ajillo, sin cayena, con una especia india también picante. Una ensalada de gambas (vale, sí, mucha gamba, pero nos apetecía) y J. preparó sus famosos Nachos al horno. No voy a desvelar aquí su receta, tampoco la tengo clara, me limito a disfrutarla. A partir de ahí, te puedes imaginar: Cerveza, comer, charlar, rajar, reír. Un par de pomaditas, ligeras, para acabar.

Esta mañana ha sido más complicado. El dolor de cabeza se ha adueñado de mí. Yo creo que es porque todavía no me he recuperado del todo del resfriado que he ido arrastrando todos estos días. Estos dos sostienen la hipótesis de que lo que tengo es resaca. Yo lo dudo. Lo que les pasa es que el ir a dormir tarde les ha afectado las neuronas. No voy a hacerles caso. Aunque para qué engañarnos... igual tienen razón.

Hoy es jueves. Así que volvemos a casa. El día ya se ve de otra forma muy diferente. Voy a ver a los míos. En este momento, nada puede fastidiarte ya el día...

Que vaya bonito,

àlex

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