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martes, 14 de julio de 2009

Un vuelo más...

Esta mañana, al llegar a nuestro asiento en el avión, X. ha dicho algo así, a la ligera. Creo que inicialmente no lo ha pensado, sencillamente lo ha soltado. “Un vuelo más”. Tras breves segundos de reflexión, ha dicho “o un vuelo menos”.

A partir de ese momento ya hemos estado hablando de los vuelos que debemos llevar ya a nuestras espaldas en este proyecto. Yo, la verdad, no quiero pensarlo ni creo que sea la parte con más importancia.

Lo más importante de su frase es quizás el positivismo. Ya nos queda menos para el final. Suena bien, ¿verdad?

Esta semana hemos tenido 4 días consecutivos de fiesta. Cuatro días compartidos al 100% con la familia. Cuatro días en los que lo máximo que he hecho con el ordenador ha sido escribir un par de entradas del blog y leer algún mail personal. Nada más.

Ayer, en la piscina, vecinos y amigos me hacían todos una misma pregunta “¿Qué haces tú aquí?” Al principio me hizo gracia. Tras seis requerimientos idénticos, empecé a mosquearme un poco. Incluso le pregunté a uno de ellos si no podía estar en mi casa. Creo que estoy en ese punto en que todo el mundo espera que esté fuera. Incluso en el restaurante al que acostumbramos a ir a comer los viernes y en el que, de vez en cuando, pido una pizza para llevar algunos ya no me conocen por mi nombre, algo que me hacía sentir bien.

El sábado por la noche decidimos pedir una pizza. Una cuatro estaciones. Realmente cocinan muy bien en “La Clotxa”. La pedí por teléfono. Le dije que era Àlex. No hicimos más comentarios. Ninguna broma que pudiera llevar a “recuerda que soy Àlex, haz mi pizza con más cariño del habitual”. Al ir a recogerla 20 minutos después me dijo que la próxima vez no le dijera que era Àlex, que le dijera que era “El inglés”, que así me ubicaba mejor. ¿Te lo puedes creer?

El domingo por la tarde, una de mis hijas ya me miró con carita de pena para decirme aquello de “papá, no quiero que te vayas”. Pobrecilla, ya veía venir que al día siguiente me iba. Ver su alegría el lunes por la mañana, al ver que me bajaba con ellos a la piscina, vale más que cualquier otra cosa en el mundo. Sentirte el hombre más importante del mundo para alguien, sin más interés que el del cariño, es algo que no tiene parangón con nada más. No lo cambio por nada.

En contrapartida, esta mañana. Caras tristes. Los tres abrazándose a mí. Pidiéndome que no me fuera. Haciendo sus propias reflexiones sobre el trabajo. El crío me ha dicho que “si nosotros no vamos al colegio, tú no tienes que irte a trabajar”. No he sabido que contestarle.

Las mañanas en las que volamos a Londres son duras. Son muy duras. Tengo la sensación que estoy muy cerca de llorar el día menos pensado. Las emociones son muy fuertes.

Y más hoy, en la que se que no voy a verlos en 10 días.

Sigo estando seguro de que me estoy perdiendo lo más importante de la vida. Sigo estando seguro de que voy a ser incapaz de cambiar las cosas para que no sea así. El mal denominado “estado del bienestar” no me lo permite… o quizás sea mi propia estupidez…

àlex

2 comentarios:

  1. Estic totalment d'acord amb l'últim paragraf. Estàs atrapat a la "jaula de oro" però aixó ja ho sabies quan vas entrar-hi. O no?

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  2. Tothom es pot equivocar i tropessar dues vegades amb la mateixa pedra...i més en aquests temps de crisi en què ens hem d'agafar a qualsevol cosa!! Ànims al pare de família (i a la seva família)!!! Un dia acabarà això!!!

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