Total de páginas vistas

lunes, 27 de julio de 2009

El discurso

Ayer domingo por la noche, me dio por abrir mi correo personal.

Allí me topé con un correo electrónico cuyo asunto decía poco. El remitente, mi mejor amigo.

Un power point en su interior. Lo abrí. Una invitación. ¿A una boda?... no. Bueno, al menos no quedaba claro. Lo que sí que estaba claro era que se trataba de celebrar algo. Una confirmación de una pareja. Una confirmación del tiempo que llevan juntos. Una forma como otra cualquiera de formalizar una relación.

Me dije a mí mismo: "Y el tío, que ni siquiera me ha llamado..." Yo no me corto. Ya me conoces. Le llamé.

Primero me hice el loco. Le pregunté sobre otro asunto que teníamos pendiente. Le daba tiempo a ver si me decía algo. Pero no soltaba prenda...

Bueno, al final no lo pude resistir, y le pregunté... Se partía de risa... Joer, mira que somos. Y eso que es un buen amigo... Imagínate que es otro... Uno no tan amigo... un conocido...

Me contó de que iba la película. Y luego me dejó caer lo más divertido.

Por que digo yo. ¿Los amigos para que están? Están para pasar buenos momentos... cierto. Están para cuando no son tan buenos momentos... cierto también. Están para todo... pero...

Te preguntarás qué demonios estoy intentando explicar aquí.

Pues bien, quieres creerte que el muy... amigo... me pide que ese día, el día en que van a poner un broche a una relación, en el que habrán más de cien personas en una sala, comiendo, bebiendo... me pide... me pide que diga unas palabras.

Tócate los cojones Mariloli (esto es del vídeo aquel del "contigo no bicho" que me gustó").

Repito: Tócate los cojones Mariloli.

Y ahora pienso. Sí. Pienso. ¿Qué se supone que significa decir unas palabras?

A ver, ¿soy Buenafuente? No.

¿Soy el gran Pepe? No.

Ni siquiera tengo una troupe de guionistas escribiéndome como hicieron el otro día con el hijo de la Pantoja.

Ahora tengo exactamente 3 meses para montarme algo que pueda tener una pizca de humor. Porque esa es otra. No sé de dónde han sacado que lo que yo diga tiene que ser gracioso. Joer. Si es que la pintan calva. No quiero ni pensarlo.

Pero ahora que hago yo. Tío. Que me lo pones difícil.

¿Acaso tú crees que voy a estar a la altura? No quiero ni pensar en que luego recuerden tan magno día por el "pavo aquel con un pedo del 15 diciendo chorradas a tutiplen".

Pero bueno. Cómo le digo yo que no a mi mejor amigo. Si él cree que voy a estar a la altura, tendré que creerle. Tendré que confiar en él.

A fin de cuentas. Si luego es un fracaso. Siempre puedo culparlo a él.

Me da a mí que el haber escrito tantas sandeces en este blog ha tenido algo que ver.

De cualquier manera, ya pongo hoy aquí que "se va a cagar". Él lo sabe. Ella se lo huele. No se estarme ni callado ni quieto. No me muerdo la lengua. No me corto (bueno, eso sí, que ya conoces mi timidez). Hace algún tiempo una buena amiga ya dijo que "si me tapasen la boca, me saldrían subtítulos".

A ver que tal sale.

Prometo publicar aquí "el discursito".

Ahora voy a acabar de hacer la tortilla para los niños, que ya mismo suben de la piscina.

Mañana vuelvo a Horsam. Pero contando hacia atrás. Que ya mismo acabamos allí.

Que vaya bonito,

àlex

PS: Amigo mío... ¿Recuerdas esta entrada?

2 comentarios:

  1. Yo confío en tí plenamente, sé que eres capaz... de cualquier cosa.
    Laura también confía en tí, aunque está un poco acojonadita. Es más, le ha encantado leer tu blog.
    1 abrazo.
    Carlos

    ResponderEliminar
  2. Sé que confías en mí... Sé que sabes que soy capaz de cualquier cosa. Me conoces. Me has visto en lo mejor y en lo peor. Seguramente no te sorprenderé... Pero... y a Laura? La sorprenderé? Se lo espera? Se lo has explicado todo?

    24.10

    ResponderEliminar