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jueves, 7 de mayo de 2009

6 de mayo: Gran noche. Gran Barça. Gran Iniesta.

Describir la noche de ayer no va a ser fácil, ni siquiera par alguien con cierta facilidad para hablar como podría ser mi caso. Creo que sí que puedo usar dos palabras, haciendo referencia a cierto torero: IM PRESIONANTE.

La emoción por el partido que se iba a jugar por la noche estuvo presente en los cuatro culés que estamos aquí. Teníamos claro que iba a ser una noche mágica. Teníamos claro que íbamos a sufrir mucho. Ante nosotros teníamos al mejor cerrojo de Europa, al Chelsea. Sabíamos que iban a hacer un planteamiento táctico defensivo, pero nuestra mente no podía adivinar lo que más tarde iba a suceder sobre el terreno de juego.

A eso de las 19:30 hora inglesa (recuerda, una hora menos, como Canarias) salimos de la oficina. Nos dirigimos a un pub llamado “The Bear”. Un pub pequeñito, no cabe mucha gente, y la TV tampoco es grande, pero era el único pub en el que retransmitían el encuentro. Llegamos allí y nos pedimos la primera cerveza. Había gente allí a aquellas horas. Gente que venía a lo mismo que nosotros, a ver el partido.

En seguida se dieron cuenta de que nosotros no éramos ingleses. Creo que siempre queda claro, por nuestras caras, nuestra manera de vestir, nuestra forma de coger la botella de cerveza, nuestros gestos, nuestro idioma a la hora de hablar… Vamos, que no hace falta ser un Lince. Al principio estábamos algo preocupados por cómo íbamos a salir de allí. Eran muchos. Estaban bebidos antes de empezar el match.

Empezó el partido y empezamos todos a gritar. Creo que le dimos un gran ambiente al pub. Un ambiente de buena lid. Estaban pendientes de nosotros. Algunos incluso ya empezaban a intercambiar algún comentario con nosotros sobre lo que pasaba o no sobre el campo.

Minuto 10. Maldito minuto 10. Essien metió el gol de su vida. Un gol que no lo paraba ni San Iker Casillas. Un rebote. Una bolea. Un larguero. Se hizo un pequeño silencio entre nosotros cuatro y ellos cantaron el gol. Lo cantaron con pocas ganas. Todo hay que decirlo. En aquel momento nos dimos cuenta de que el Chelsea tampoco tiene tantos amigos en Horsham.

A partir de ahí, el Chelsea hizo su juego. Nos recordó a Grecia en aquella fatídica Eurocopa. Un juego horrible, aunque ellos iban chutando a puerta. Quedaban todavía 80 minutos de juego. Nos preparamos para sufrir. Nos pedimos otra cerveza.

No había forma, el Barça no entraba. El Chelsea defendía. Messi no estaba. Etoo no lo conseguía. Alves jugaba por alto. Nosotros gritábamos. “Nooo, por arriba nooo.”.

Cuando acabó la primera parte ya teníamos la adrenalina a tope. Estábamos eufóricos. Estábamos a tope de sufrimiento. Pero creíamos. Creíamos que podíamos. Ellos también.

En el momento del inicio, hice una predicción. Mi predicción. Marcamos en el 92. Bueno, podría haber dicho cualquier otra cifra, pero dije esa. Si no hubiera acertado, pues hoy no nos acordaríamos, pero lo dije… 92.

Seguimos sufriendo. Íbamos viendo las payasadas de Drogba. Creo que a este tío deberían darle el Oscar al mejor actor. Cómo lloraba. Gritábamos “Pobrecito el nene que se ha hecho pupa” y los ingleses, que no nos entendían las palabras, nos entendían el tono. Reían. Reían mucho.

El ambiente cada vez era mejor. Nosotros rugíamos con cualquier jugada. Pedíamos tarjetas. Cada vez que gritábamos o levantábamos la mano pidiendo tarjeta, los que estaban detrás de nosotros gritaban y reían. Reíamos juntos. Un abuelo que tenía a mi lado me recordaba que no habíamos hecho ni un solo chute entre los palos. Otro tío a nuestra derecha no paraba de comentar que el Barça lo hacía fatal.

En el 66, el gran actor que es Drogba, se tira a la piscina y cartulina roja a Abidal. Nos hundimos, debo decir que fue un jarro de agua fría. Los ingleses asentían con la cabeza. Nosotros decíamos que no. Que había sido un piscinazo. Nos reíamos de forma irónica. Ellos cada vez más contentos.

Llegamos al 90. Alguno ya se ponía la chaqueta. Otros cantaban. Otros rugíamos. Nos quedamos hasta el final. En la pantalla se resumía el encuentro. El Barça había chutado 13 veces, ninguna dentro de la portería. Mi amigo, el abuelo, me decía que no habían hecho ningún chute bueno. Me decía que ya eran 4 los penaltis que nos habían perdonado.

En esos momentos, todos los ingleses cantaban. Reían. Nos daban el pésame. Teníamos con nosotros a dos amigos merengones que se lo estaban pasando en grande (aunque sé que en lo más profundo de su corazón, querían que el Barça llegara a la final, a pesar del 2-6 del sábado).

Todo estaba en contra. X. y J. ya se ponían las chaquetas. Llorábamos. X. se puso a rezar y, de repente, sin saber cómo, le llegó el balón a Iniesta e hizo lo imposible. Hizo lo que no suele hacer. Marcó. Recuerdo que vi el minuto. Recuerdo que vi la pelota en el fondo de la red. Recuerdo que se hizo un silencio. Nosotros gritamos. Nos abrazamos los cuatro. Saltábamos. Reíamos. Rugíamos. No nos lo creíamos. Qué celebración. Toda nuestra adrenalina y rabia salió en aquel momento. Estuvimos un rato saltando.

Las primeras caras que vi fueron las de los merengues. No se lo creían. Qué mala cara. Inmediatamente me acerqué a los supporters ingleses que teníamos detrás a darles la mano. Uno de ellos hasta me abrazó. Qué bueno. Cómo nos reíamos. Qué caras que tenían algunos. Normal. En el minuto 92. Todas sus ilusiones al garete. En aquel momento, no había nadie del Chelsea, todos eran o del Mancherster U. o del Arsenal. Todos querían que ganara el Barça. Todos nos daban la mano. Nos felicitaban. Gran deportividad. Gran educación. Gran fiesta.

Salimos del bar cantando, coreando, gritando. Estábamos solos en la calle. Los merengues se alejaban de nosotros. Se avergonzaban. Nosotros seguíamos cantando. Nos daba igual todo. Llamábamos a los nuestros. Criticábamos el fútbol del Chelsea. Rugíamos. Cantábamos. Sonreíamos. Nos dejábamos la voz en aquella fría calle. Daba igual.



Acabamos comiendo un pato y medio en un chino. Una sola cerveza más. No podía más. El dueño del bar se puso tan contento por la victoria del Barça que nos invitó a una copa al final del partido. Algo que un compañero describió como “Moscatel aguado”. Me jode darle la razón. Pero la tenía.

Creo que ha sido una experiencia inimaginable. Sobre todo por el “fair play” exhibido en todo momento dentro del pub. Nos lo pasamos en grande. Creo que deberías ver un partido así en minoría en un lugar como éste. Nosotros repetiremos. Dentro de tres semanas la final en Roma. El mismo pub. La misma gente. Espero que el mismo final.

“La victoria es del mas perseverante.” Napoleón Bonaparte (1769 - 1821)

Buenas noches y buena suerte,

àlex

1 comentario:

  1. ostres, xiquet, ho vas viure en el millor escenari possible!!! Quina alegria, a mi em van saltar les llagrimes, el Barcelona prenia la dimensio de les coses ben fetes, la preseverancia, la recompensa a la fidelitat d'un estil. Quina vergonya el Chelsea, ara diuen que estan enfadats, deuen ser pocs, ningu, ningu a Anglaterra vol que guanyi el Chelsea, hauries de llegir els comments del Times, la gent esta contenta pel Barca!!
    La final al Nevada Smith, com fa 3 anys, penya oficial a NYC del Barca... i el ManU!

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