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jueves, 4 de febrero de 2010

Dormir

Durante mi estancia en la isla, he tenido épocas buenas y no tan buenas. En las no tan buenas, recuerdo que tenía auténticos problemas para dormir. Era un infierno.

Reconozco que soy persona que, cuando estoy al 100%, necesito dormir poco. Soy de los que necesita estar haciendo algo durante todas las horas del día. La sensación de perder el tiempo me invade varias veces durante la jornada.

Uno de los momentos en que tengo esa sensación es cuando me voy a dormir, por la noche. Si no estoy muy cansado, irme a la cama porque ya es tarde y al día siguiente hay que madrugar, me parece horrible. Con todas las cosas que puedo estar haciendo. Mi cabeza hierve.

Por eso creo que dormir es una pérdida absoluta de tiempo. A ver, no quiero engañarte, me gusta como al que más. Quedarte un sábado o un domingo durmiendo hasta tarde es un placer cómo pocos. Si a eso le sumas estar con la persona a la que quieres, sin interrupciones, aunque no sea para dormir... ya me entiendes...

Hace poco tiempo, leí una frase que me gustó: “Dormir es un ensayo de la muerte”. Ahora ya estarás diciendo para tus adentros que soy __________ (aquí pon lo que quieras).

Para mí hay varias formas de dormir. La habitual, por la noche, después de un duro día de trabajo. La de "la mona", es decir, dormir la mona después de un fiestón desorejado y, por último, cuando te duermen en un hospital.

La primera, pues bueno, poco que contar. Te vas a la piltra a tu hora. Cada uno tiene su ritmo. Por la mañana te levantas temprano, cabreado, porque tienes que ir a currar.

La segunda es molona. Bueno, no siempre. Pero acabas reventado. A veces, bebido. El despertar acostumbra a ser doloroso. Resacón horrible. Pero lo sobre llevas como puedes. Aquí podemos poner la típica frase de mamá (a esto le dedicaré algún día una entrada, que lo merece) en la que te dice, cuando te levantas destrozado, con el estómago como si te hubieras comido un quilo de hormigón y la cabeza con todos los martillos hidráulicos de España machacándotela (la cabeza, digo), "Sarna con gusto, no pica"... Tócate los cojones Mariloli. Qué coño sarna, el tequila junto con algún colega cabroncete que no ha parado de llenarte el vasito.

Bueno, y la tercera, esa sí que da miedo. Te chutan algo en vena y, antes de que cuentes desde diez para atrás (vaya chorrada) ya te estás despertando otra vez. La prueba igual ha durado tres horas, pero tú... como si hubieran pasado dos segundos. ¿Qué ha pasado con todo ese tiempo? ¿Estaba muerto? Creo que esa debe de ser la experiencia más cercana a ese estado al que todos llegaremos algún día. El equilibrio de las moléculas, que dicen.

La cuestión: ¿Es o no una pérdida de tiempo dormir? Yo creo que sí, excepto cuando tienes un sueño del que luego puedes acordarte y has sido o bien una mega estrella del rock, o la has pasado en compañía y has tenido una experiencia cojonuda.

La gran mayoría de mis amigos defienden que dormir es un gustazo. Lo respeto. Pero prefiero compartir una buena charla y una copa, que irme a dormir... Por la mañana, aprovechar... Nos tiramos aproximadamente un tercio de nuestra vida durmiendo... Creo que eso es una barbaridad...

Recuerda, a Camilo José Cela le atribuyen lo siguiente: Estaban trabajando en la Constitución española, y este señor estaba en su sitio con los ojos cerrados. Alguien le dijo: "Don Camilo, que está usted dormido", a lo cual él contestó, "No, estoy durmiendo". Perplejos, le preguntaron la diferencia, y, al parecer, él contestó "La misma que entre estar jodido y jodiendo"... Ahí queda eso.

Duerme, pero duerme como un niño...

àlex

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