Total de páginas vistas

miércoles, 10 de marzo de 2010

El tercer tiempo

Existe un deporte que, aunque todos hemos oído hablar de él, algunos desconocemos casi por completo.

Es un deporte que, a priori, destaca por su apariencia violenta. Un montón de tíos corriendo con un balón en forma de melón. A la mínima se tiran los unos encima de los otros. Tíos enormes. A buen seguro que uno de los golpes que se dan, acabarían con mis huesos en el hospital.

Pero si te fijas, no es un deporte eminentemente físico, que también lo es. Es un deporte en el que hay que ser inteligente. Como en casi todos los de equipo. Hay tácticas. Tiene unas reglas complejas. No es fácil de entender. Afortunadamente tampoco es como el llamado fútbol americano, un pelín más violento y comercial, si cabe.

El rugby es uno de los deportes olvidados. No es mayoritario, aunque lo juega más gente de la que tú y yo pensamos. Tiene grandes torneos a nivel europeo. Hay países en que es uno de los deportes rey.

Pero mi entrada de hoy no quiere ensalzar tan maravilloso deporte. Sobre todo, porque igual la cago. Lo que intento explicarte hoy es el "tercer tiempo". Si buscas por internet, seguro que lo encuentras. En ese tercer tiempo, todos los jugadores de ambos equipos se van juntos a compartir unas cervezas (o lo que sea) sin importar nada más que el poder charlar y limar las asperezas que hayan podido ocurrir durante el partido. Creo que es un claro ejemplo de algo que deberíamos poner en práctica en la vida real.

Por mi trabajo, en el que voy de un cliente a otro, a veces parece que estemos en continua competencia contra alguien. Ya sea personal del cliente u otras empresas que hacen más o menos lo mismo que nosotros. Hay veces que no puedes hablar porque pueden estar espiándote. No queremos compartir mesas con alguien del "enemigo". A mí eso me desgasta. Yo intento siempre llevarme más o menos bien con todo el mundo. Creo que lo consigo. No hago muchas diferencias cuando comparto espacio con otras personas de otras empresas. Creo que mucha gente puede corroborar eso. Hay algunos con los que no me llevo tan bien, pero te aseguro que eso me sucede con compañeros de mi propia compañía.

Creo que deberíamos instaurar ese tercer tiempo en nuestra vida cotidiana. Salir del trabajo a horas normales e ir a tomarnos unas cervezas por el mero hecho de estar compartiendo un tercio del día bajo el mismo techo. A menudo estamos delante de una persona meses y meses y lo único que sabemos de ella es la empresa para la que trabaja... a veces no sabemos ni cómo se llama. No nos paramos a pensar que igual hay una persona estupenda con la que podríamos compartir una buena conversación o unas risas.

Apliquemos el tercer tiempo al resto de cosas que hacemos durante el día. Dedica cinco minutos a conocer a las personas con las que compartes tu día a día. Olvida todas las tonterías que tenemos todos en la cabeza. No somos enemigos por naturaleza.

Yo estoy seguro de que me estoy perdiendo el poder disfrutar de la amistad de alguien que convive conmigo y que ni siquiera conozco.

Cuando estuve en Horsham tuve el placer de conoce a una persona durante un par de semanas. Sólo dos. Diez días laborables, quizás menos. Te puedo decir que R. es un tío grande, un crack, una de aquellas personas que igual no hubiera conocido en otro lugar o de otra forma y de las que hoy me siento orgulloso de poder contar con él entre mis amigos.

Como diría Russel Crowe en Gladiator:

Fuerza y Honor

àlex

3 comentarios:

  1. Has llegit l'article de Sergi Loughney aquest disabte a La Vanguardia?

    ResponderEliminar
  2. No. Hace un par fines de semana tuvimos un problema interno en el equipo de fútbol. Uno de los que había allí, comentó el tema del tercer tiempo de rugby. Me gustó. No lo sabía.

    En casa no acostumbramos a leer periódicos.

    ResponderEliminar
  3. Muy bueno y muy inteligente.El tercer tiempo es el mejor de todos....es una pena que a veces seamos cerrados y nos demos cuenta de esto tipo de cosas tan positivas.

    ResponderEliminar