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lunes, 8 de marzo de 2010

La vida es bella

Me pierdo en los detalles.

El otro día le decía eso mismo a un buen amigo. Pero se lo reprochaba a él. No hablaba de mí. Claro. Es más fácil decirle algo así a otra persona que reconocerlo.

Pero hoy, tumbado en la cama, con un gripazo que hace que me duela hasta el último pelo de la cabeza, me doy cuenta y reconozco que me pierdo en los detalles.

Me explico.

Siempre he pensado que los pequeños detalles son aquellos que hacen que la vida se pueda ver desde un ángulo que la convierta en algo un poquito más maravillosa, algo más llevadera. No te equivoques, sigo pensándolo. Pero a veces me pierdo tanto en los detalles, que descuido mi felicidad, mi paz interior, mi yo...

La vida es maravillosa. Estos últimos meses, quizás este último año, aunque he podido disfrutar de muchas cosas, me he perdido en tantos detalles, que a veces me he olvidado de lo más importante.

Por desgracia, eso no me pasa sólo a mí. Nos perdemos demasiado en cosas que no tienen importancia. Miramos nuestro ombligo. Esperamos de los demás… Al final, tanto detalle, tanto esperar, tanta generación de expectativas, hacen que nos arriesguemos en caer en el más profundo de los fracasos. Nos dejamos abrazar por la decepción más vehemente.

Mi padre siempre hace mucho hincapié en enseñarme algo. Lo repite una y otra vez. Creo que hasta el momento en que estoy escribiendo estas líneas, no había entendido la globalidad de lo que él ha querido decirme durante tantos años.

Dice que "es más importante dar que recibir"….

Vale. Lo puedo ver. Ya estás con las bromitas. Dar… Recibir… Mi padre también me hace bromas a veces con eso… Acaba la frase con aquello de “Pero apunte, Sr. Juez, que el que daba era yo…”

Bromas aparte, entiendo ahora que es mejor dar que recibir, porque así no creas expectativas. Sencillamente eres más feliz. Estás más por lo que debes estar y no te pierdes en tonterías que te hacen ser más infeliz.

Yo, hoy, soy un poquito más feliz. Me he dado cuenta de que tengo casi todo lo necesario para que mi vida sea bella. Hay cosas que mejorar, seguro, pero son detalles, detalles en los que ya no voy a perderme, detalles que no van a hacer que no sea feliz. Detalles que no desviarán mi rumbo de la senda de la paz interior, el primer paso para esa felicidad.

Hoy nieva en Barcelona, pero se ven los rayos del sol iluminando el horizonte. Si miro con un ápice de atención, seguro que seré capaz de distinguir el Arcoíris, el “Arc de Sant Martí”, cómo lo llamamos aquí. Hoy stoy más cerca de esa paz que buscaba el sábado pasado.



Disfruta de la vida. Disfruta de aquello que es capaz de hacerte feliz. Aprende a mejorar todo lo que es susceptible de ensombrecer tu camino, y si no puedes, descártalo.

Recuerda el proverbio chino “Si un problema no tiene solución, ¿por qué te preocupas?, y si la tiene ¿por qué te preocupas?”.

Que vaya bonito,
àlex

1 comentario:

  1. Tan importante es dar, como recibir. Lo difícil es no crearte expectativas de lo que vas o quieres recibir. Aunque estoy de acuerdo en que 'dar' también es muy gratificante, pero a uno también le gusta recibir y no me estoy refiriendo a cosas materiales. Por ejemplo, por mucho que yo le 'dé' a mis hijos jamás igualaré lo que recibo de ellos, esa sonrisa, esos abrazos, esos besitos,... Y esto lo he aprendido al ser padre, lo cuál me ha hecho a su vez ser mejor hijo.

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